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Mostrando entradas de 2020

Al medio día

Pronto aparecerá el volar de las mariposas. La luz blanca se posará sobre mi cabeza y todo tendrá sentido.  Mientras tanto, en mi boca, un trozo de queso me recuerda los días en la guardería. Las flores lilas caen sobre los caballitos suecos como lo hacían las hojas de otoño sobre mí al caminar en un país que en un tiempo fue mío.  Mi madre y mi padre cubren quién soy… o quizá lo que sucede es que me descubren. Las cortinas, nunca sabemos, si están por abrirse o cerrarse. Entonces, adivinamos y en la apuesta se va la vida.  Me pregunto si podré morir antes de morir, si podré decirle adiós a todo antes de que todo me recoja para siempre.  La luna, no sé cómo amaneció ella el día de hoy. Aquí no hay gaviotas.  A veces revuelan cerca de mi ventana colibrís para cortar la nostalgia. Y me detengo, respiro y los tomo como señal de buen presagio.  La mesa de madera oscura, el jarrón de porcelana blanco. En estas ventanas la vela soy yo que paciente aguarda por mí.  Quién soy yo, acaso seré la

El mismo bote

No sé qué piensen ustedes cuando alguien dice que ante la pandemia o ante las expresiones del ser humano que ya no aguanta la opresión, “estamos todos en el mismo bote”. Si por bote entendemos el planeta Tierra, sí, todos estamos en el mismo planeta y no hay salida, no hay otro planeta a donde mudarnos, la tranquilidad deseada para uno necesita forzosamente la tranquilidad de todos y ya no podemos ignorarnos poniendo muros para no ver. Si por bote entendemos mundo, no, no todos vivimos en el mismo mundo, no todos tenemos las mismas circunstancias: condiciones de vida, ideologías, gobierno, preferencias, capacidades, valores, creencias, recursos. Así que no podemos medir a todos con la misma vara. Quien puede comprender esto puede comenzar a tener consciencia de lo que vive el otro por más que la diferencia de circunstancias lo aparten; desde ahí entonces se pueden interconectar conscientemente los mundos y hacer de nuestro hogar (el planeta) un lugar de todos y para todos.

Mural en Azules, arte colectivo

Mural en Azules es un proyecto mexicano que reúne artistas emergentes en torno a un tema, el autorretrato. Este proyecto tuvo su recorrido por distintos estados del país y llegó a su conclusión, en su primera entrega, debido a dos factores: la partida de creador de la idea, Arturo Coss, y la pandemia que ha cerrado las puertas a la colectividad presencial. Mural en Azules quedó en pausa a la espera de su exposición en Veracruz —sería fabuloso que pudiera resistir el tiempo de espera necesario para volver a reunir colectividades entorno al arte—. Unos días antes del confinamiento, el pasado 14 de marzo del 2020, tuvo lugar el cierre de la exposición en la Ciudad de México así como el homenaje a Arturo Coss. He querido escribir esto ahora por tres motivos. El primero es el recordar a mi hermano y reconocer cómo una persona puede impactar en la gente y cómo ese impacto genera olas que mueven las almas de los hombres. El segundo es reconocer el impacto que ha tenido en mí su partida

O… o… Ni… ni… Tránsitos fuera del dualismo

Ayer una amiga puso una pregunta en su muro: ¿Qué es primero, la carne o el alma? La pregunta fue rápidamente contestada por fanáticos de la ciencia y fanáticos de la religión. Ambos bandos mostrando sus armas más preciadas: el método científico y la biblia. Desde luego, así no hay diálogo posible. Desde la cerrazón sólo se da el ataque de bandos que firmemente creen (ambos los pro-ciencia y los pro-católicos) en el sistema que sustenta su psique. No es cuestión de ponerse de un lado o del otro, de decidir qué lado es "mejor". Un científico o un religioso bien puede ponerse en el lugar del otro y tratar de entender su posición. Un fanático jamás podrá abrirse a otras perspectivas. No hay determinaciones absolutas, toda determinación se suscribe a una forma de ver el mundo. Cada perspectiva del mundo tiene su ámbito de acción, el problema está cuando se quiere traspasar su ámbito y querer comprenderlo todo utilizando con extrema rigidez las herramientas que nacieron pa

Recordando por qué me gusta la filosofía

Antes de la pandemia, casi luego luego de terminar la maestría en filosofía, dejé de leer. Me había extraviado en lo que me gusta por olvidarme de los motivos por los que quería estudiar filosofía y embarcarme en buscarme un lugar, en sentirme aceptada en lo que hacía… como si uno debiera pedir permiso a los demás para ser quien se es. Buscando la aprobación de otros, perdí parte de lo que le da sentido a mi vida: la pregunta. Dejé de preguntar y empecé a querer contestar. Con la pandemia y su intensificación de lo evidente —la incertidumbre— la pregunta volvió a sentar el llamado fondo sin fondo. La incertidumbre me regresó de vuelta el miedo del que huía, pero debajo de éste le acompañaba el mayor de los sostenes: la pregunta, la curiosidad, la apertura, la entrega. Para mí, la filosofía no da respuestas ni busca extrapolar lo manifiesto como en una suerte de predicción que afirma lo ya dicho de forma sobrepotenciada. Muchos filósofos han caído en eso y, siguiéndolos, me perd

En vísperas del 10 de mayo

Es sábado por la tarde, algunas gotas de agua se dejaron caer y luego, por un momento —de esos de los que se construye la magia— salió el sol y entró por mi ventana. Me quedé mirando los reflejos del sol y las sombras que como papel picado confeccionaban las cortinas que mi mamá me mandó a hacer en La Parisina. Entre los reflejos y las sombras, camina una mosca; yo la miro como lo solía hacía en la infancia, cuando me quedaba viendo hacia afuera por el ventanal del departamento de mis abuelitos después de hacer la tarea. La mosca sube despacio por la ventana, no tiene prisa, no tiene una meta preestablecida, simplemente es mosca. Coming Back To Life suena por las bocinas de la televisión. David Gilmore y yo, ahora juntos en sincrónico momento trastemporal miramos directo hacia el sol brillante. Dejo que la mosca camine, que el sol brille, que la música suene, que el tiempo pase y que otra memoria se forme en mí.  Mañana es diez de mayo y mi mamá se la pasará sola. México es

Un día con la música de Pink Floyd

Porque el día lo ameritaba, en tanto que día de emociones complicadas, un reposo entre música de Pink Floyd, específicamente el concierto de In The Flesh  de Roger Waters. Este DVD tiene años conmigo, creo que no lo ponía desde hace más de 8 años. Me gusta muchísimo como suenan las canciones en este concierto, me gusta que me recuerde los conciertos en los que he estado y me gusta que me den ganas de ir a más conciertos de esos. Es algo así como un sintetizador del tiempo en el que todo cae en su debido lugar dejando espacio para más vida de cara a lo esperanzador. La esperanza necesita de la fe; la fe necesita de la confianza; la confianza se construye sobre una certeza que va más allá de toda razón. Este tipo música tiene la particularidad de situarme entre lo certero de la nota que sigue y lo certero de lo espiritual del que se alimenta para elevarme. Y hoy quiero estar en el espacio de la fe.

Y… ¿sirve de algo orar?

Planteada así la pregunta es contradictoria en cuanto el servir y el orar corresponden a dos dimensiones de la consciencia distintos. Antes de entrar en el tema de la consciencia, para comprender mejor lo planteado en el párrafo anterior, quizá quepa una respuesta rápida a la pregunta: SÍ. Pero, ¿en qué sentido se da este "sí"? No es que el orar sirva como lo hace una aspirina para el dolor de cabeza. Orar no es un útil y por tanto no "sirve", no es servil a ningún amo. La aspirina, por ejemplo, es un producto del esfuerzo humano en el ámbito de las cosas y responde a lo esperado (quitar el dolor de cabeza) aunque nunca en el cien por ciento de los casos. Por cierto, el cien por ciento de los casos no se da sino en una sola cosa, la muerte, aunque la muerte tampoco es servil. Entonces, tenemos las cosas que son serviles (caen dentro del ámbito de las cosas en las que el hombre ejerce su voluntad) y las "cosas" que no lo son, es decir, tenemos exp

2020: The Show Must Go On

Por "x" o "y", llegué a la canción escrita por Roger Taylor, así que lo que sigue viene inspirado por su letra, por la emoción que le imprime Freddie Mercury y sus circunstancias, por lo que he leído últimamente y por este punto de quiebre que nos ha tocado vivir. Espacios vacíos , esos que están ya sin nosotros, los ojos a los que ya no asistimos. ¿Con qué vamos a llenarnos ahora, con qué decidiremos alimentar nuestro espíritu ahora?  Espacios vacíos , ¿de qué vamos a construir nuestro sentido? ¿Para qué es que estamos viviendo?  ¿Es que alguna vez lo hemos tenido claro? ¿Para qué queremos seguir? Las rutinas se están resquebrajando, los ídolos están cayendo y aún queremos seguir sosteniéndolos. Imposible no despertar. O, espera, ¿es que acaso queremos dormir aún más profundamente? ¿Tan bellas han sido nuestras creaciones que no queremos despertar de ellas? Mira, no necesitas hacer grandes proezas, tan sólo amar. ¿No vivimos para amar? Lugares abandonados ,

Un respiro en este confinamiento

Vivo sola, nunca he sido especialmente comunicativa, soy de hecho introvertida y muy apegada al deber ser, que en estos tiempos es quedarse en casa aunque quieras salir corriendo. Hay momentos del día que en verdad siento que ya no puedo más, sobre todo porque tengo variaciones de humor cortesía de ser una mujer de 50. Bien. No, nada de esto está bien, en verdad me urge salir a correr al bosque y comprarme un helado. No tengo idea cómo la estén librando los que por costumbre están todo el tiempo en convivio y ahora ya no pueden. No tengo idea cómo la estén llevando los que no pueden quedarse quietos y nunca han podido sentarse 20 minutos a leer. No tengo idea cómo la llevan las mujeres que sufren de violencia doméstica. No tengo idea de cómo la llevan los niños con padres silvestres. Nada va a ser igual de nuevo. Eso me temo y eso espero. Todo este sufrimiento debe servirnos de algo. No nos dejemos caer ante la necesidad de volver a lo conocido. Pueden pasar tantas cosas, catastróf

La desesperación que me causa la lectura de Heidegger

He pasado muchos años dedicándome a la comprensión del pensamiento del filósofo alemán. Su pensamiento, pese a que trata de abordar "algo" fundamental, es extremadamente complejo precisamente porque "eso" fundamental no puede ser tratado con las categorías tradicionales, de hecho, con ningún tipo de categoría. Embarcarse en el pensar de Heidegger es zarpar en un bote categorial que pronto habrá de ser abandonado para sumergirse en las aguas abisales sin un destino predeterminado. La empresa no trae consigo el posible encuentro de algún tesoro del cual nos podamos hacer para regresar a tierra y sacarle provecho. No hay tesoro que explotar porque todo cuanto se encuentra es inexplotable —si es que podemos decir que hemos encontrado "algo"—. ¿Para qué abandonar la tierra en donde hemos edificado tantas "verdades"? Porque después de una larga cavilación terrenal, el espíritu no encuentra ningún confort en ellas, al contrario, la estancia en lo

¿De qué va esta época?

Se le da al hombre ponerle nombre a las cosas cuando cree conocerlas. Algo no nombrado es algo desconocido o incognoscible (el presente, es decir, la experiencia de la existencia desarrollándose, es fundamentalmente incognoscible). Las épocas reciben nombres haciendo alarde de lo que particularmente las distingue de otras. ¿De qué va esta época? ¿O es que todavía seguimos en la modernidad pese a nombrecitos nuevos como el antropoceno, lo contemporáneo, la posmodernidad? Pese a intentos de algunos de abandonar la "deshumanización" de la época que le dió por hablar de lo "humano", pese a los intentos pacifistas ante las ganancias de la desestabilización, pese a los señalamientos filosóficos hacia la integración de un pensamiento no reduccionista y maquinal, pese la la devastación planetaria y al empobrecimiento de la vida espiritual a favor de un consumismo acelerado, pese a epidemias y pandemias; no logramos abandonar la modernidad. En 1959, Heidegger, ante l

Primavera, la esperanza en el recogimiento

La Primavera no hace caso de las voluntades de los hombres, ni de sus dramas ni de sus horarios. La Primavera llega cuando llega… hasta ahora siempre ha vuelto. Estás triste, desesperado, angustiado; a la Primavera no le importa y eso es una de las formas de mostrarse de la Gracia: que está ahí aunque no quieras o no puedas recibirla. Al tronco que creías seco, le brotan retoños. El árbol que llevaba años manteniendo las mismas hojas oscuras, empieza a florecer. Los pájaros cantan desde antes que se alumbre tu cuarto, se oyen laboriosos y felices. Por todos lados se asoma el verde claro, las flores y las abejas. La Primavera ha llegado. ¿Y si nos dejáramos llevar y permitiéramos que se gesten en nosotros retoños de nuevos pensamientos? ¿Y si dejáramos que la creatividad florezca sin buscar un porqué o una utilidad? La Primavera me dice que todo esto va a pasar, no cuando quiera, no por más que me esfuerce en creer que el mundo gira a mi alrededor. Me recojo en casa porque e

Así veo yo estos días del 2020

Toda perspectiva tiene un contexto. El contexto se conforma dentro de un marco temporal. Dicho de otro modo, lo que sigue adelante es una interpretación desde esta experiencia de vida que se llama Flor Coss. El año pasado estuve en una especie de aislamiento social, nivel medio. Tenía la tarea de terminar la tesis y de presentar mi examen de grado y el tema no era para nada cómodo pues implicaba dejar a un lado mi formación ingenieril que tiende a resolver para darle paso a un pensamiento anterior a aquel que se establece en términos de sujeto-objeto, Heidegger le llama pensamiento originario, otros le dicen experiencia pura o la conciencia no narrativa de lo que es. Además de la tensión propia de la actividad académica tenía la de ir sorteando la ansiedad y la depresión que llegaron a mi vida para que con más ahínco replanteara mi modo de ver la vida. Dentro de todo esto, he llegado a la edad en la que ronda la perimenopausia. El cambio interno está siendo intenso. A finales d

Hacia los 50 años, un poema de W.B. Yeats

Voy camino a los cincuenta, cada vez se sienten más cerca, más alcanzables. Hoy me encuentro menos temerosa y más dispuesta a recibirlos. Durante mi desayuno, luego de regar mi breve jardín, me encuentro navegando entre videos buscando inspiración. Entonces, llega el regalo, el extracto (IV) del poema Vacillation de William Butler Yeats: IV My fiftieth year had come and gone, I sat, a solitary man, In a crowded London shop, An open book and empty cup On the marble table-top. While on the shop and street I gazed My body of a sudden blazed; And twenty minutes more or less It seemed, so great my happiness, That I was blessed and could bless. I V (mi traducción) Mi cincuenta aniversario ha llegado y pasado, Me senté, hombre solitario, En una concurrida tienda londinese, Un libro abierto y una taza vacía sobre el marmol de la mesa. Mientras miraba sin ver tienda y calle Mi cuerpo de pronto se encendió; Por veinte minutos más o menos Parecía, tan grande era mi

Confesiones en vía de aceptar la propia vida

La palabra cura. Hablamos, nos escuchamos, compartimos lo que somos y en esa medida nos confesamos a nosotros mismos. Hablar lo que somos es una manera de comenzar a aceptarnos conscientemente. Solemos decir que nos queremos, siempre estamos a la salvaguarda de nuestro yo y, sin embargo, hay cosas de nosotros que no nos atrevemos ni a pensar. Pero no hay liberación posible sin sacar a la luz lo que nos ocultamos. ¿Y cómo sacar lo que ni sabemos que tenemos? Las experiencias que vamos teniendo van empujando poco a poco hacia fuera lo yace en el pozo de nuestro olvido, pero también hay experiencias que no van con paciencia y lo sacan todo de una vez, quizá porque ya va siendo hora de que nos hagamos cargo. No se trata de cambiar o de borrar sino de ver y aceptar. Nada más. Que tu pozo se vaya haciendo menos profundo, menos negro. Llevo un tiempo en una zona bastante incómoda. Me he estado sintiendo frágil, vulnerable, temerosa. Faltan unos días para que cumpla cincuenta años y ja

Los despliegues de la vida

Hace poco vi la película 1917 , como era una película de guerra no quería verla porque la vida no está para pagar por sufrir, pero leí unos comentarios sobre ella de un profesor de filosofía que hablaban de la belleza, así que me animé y fui al cine. Me parece que 1917 es una buena metáfora de lo que es la vida, no restringida a un solo momento culminante y sin desenlaces de ta-taaan, sino llena de momentos singulares, entretejidos a veces sin el conocimiento de quienes los viven, llenos de horrores, dolor, compasión y una inexplicable belleza, una belleza tan apabullante que sin embargo se nos escapa por estar inmersos en nuestra propia trama. La vida nos trasciende, a veces somos un instrumento para el bien del otro y no lo sabemos, a veces nuestra compasión no recibe gratificación sino todo lo contrario, a veces nos embarcamos en empresas que nos son ajenas y que sin embargo nos templan. Ningún momento de la vida se le escapa al amor que corre con ella en paralelo, el amor ta

Las trampas del constante querer mejorarse

Ya había empezado a leer un artículo del New York Times que me hacía sentido y por algo no lo acabé y lo pasé al olvido aún cuando ya la vida me había enseñado los peligros de la perfección. El querer hacer las cosas bien todo el tiempo te lleva a una sobre-exigencia en la que nunca nada que hagas es suficiente. El problema no es tanto que no puedas entregar resultados por estar empantanada en que salga mejor lo que estás haciendo como en el daño silencioso que poco a poco te vas haciendo a ti misma. Ayer experimenté las consecuencias de una de mis tantas exigencias, la de querer estar sana. Para empezar no hay nadie 100% sano y más bien el cuerpo siempre está en auto-ajuste, de modo que si te haces a la idea de querer estar en perfecta salud, es fácil entrar en la exageración del cuidado, en la sobre-monitorización, en la aplicación de las mil y una técnicas, es decir, en el no vivir la vida y estar muerta de miedo. Eso claro, desencadena en ansiedad… ¡y es tan fácil caer ahí! E

La desventaja de no saber coreano

Acabo de ver la serie surcoreana Porque esta es mi primera vez  (Because This Is My First Life/This Life Is Our First /이번 생은 처음이라) y quedé muy pero muy contenta con la narración y muy pero muy triste de que de todos los libros mencionados en la serie no puedo leer ninguno, bueno el de Doris Lessing sí, pero los coreanos no (no están traducidos ni al inglés). Ya antes me había maravillado de la producción poética surcoreana que se mostró en breve en la serie  Fall in Love with Soon-jung . Sin embargo, en  Porque esta es mi primera vez la muestra es mucho mayor pues la historia hace referencia a varios libros: World’s End Girlfriend 세계의 끝 여자친구, de Kim Yeonsu Island 섬, de Jeong Hyeonjong To Room Nineteen, de Doris Lessing  There’s nothing wrong with changing things 운다고 달라지는 일은 아무것도 없겠지만, de Park Joon 지상의 마지막 오랑캐, de Lee Young-san En definitiva recomiendo la serie que plantea la pregunta sobre el amor y el matrimonio. Aquí dejo una cita: El visitante Conocer a alguien

Necesidad de religión

Estaba viendo The Good Doctor y, en una escena en la que alguien había perdido un ser querido no sabía cómo dejarlo ir y cómo dejar salir su dolor, alguien dice: “Todos tenemos una religión aunque no tengamos un dios”. Entonces pensé en la religión como algo que te une si no para todos a algo más o a lo que le trasciende, al menos le reúne consigo mismo. Pienso que el hombre (ser humano, pues) tiene una necesidad inherente de unión  que trascienda el mundo concreto, muchas veces esa necesidad es cubierta con las relaciones humanas y, cuando una relación es rota, despierta la necesidad de re-ligarse. Ese es el propósito de la religión en su sentido fundamental. La religión de cualquier tipo se basa en creencias que nunca pueden ser probadas o aseguradas y que sin embargo arraigan al hombre a su propio fundamento. El hombre, en tanto ser pensante-sintiente, ergo emocional, necesita de relaciones emocionales a las que pueda adherirse para no sentirse en el vacío. En este sentido es