Primavera, la esperanza en el recogimiento

La Primavera no hace caso de las voluntades de los hombres, ni de sus dramas ni de sus horarios. La Primavera llega cuando llega… hasta ahora siempre ha vuelto.

Estás triste, desesperado, angustiado; a la Primavera no le importa y eso es una de las formas de mostrarse de la Gracia: que está ahí aunque no quieras o no puedas recibirla.

Al tronco que creías seco, le brotan retoños. El árbol que llevaba años manteniendo las mismas hojas oscuras, empieza a florecer. Los pájaros cantan desde antes que se alumbre tu cuarto, se oyen laboriosos y felices. Por todos lados se asoma el verde claro, las flores y las abejas. La Primavera ha llegado.

¿Y si nos dejáramos llevar y permitiéramos que se gesten en nosotros retoños de nuevos pensamientos? ¿Y si dejáramos que la creatividad florezca sin buscar un porqué o una utilidad?

La Primavera me dice que todo esto va a pasar, no cuando quiera, no por más que me esfuerce en creer que el mundo gira a mi alrededor.

Me recojo en casa porque es ahora nuestro humano-invierno. Me nutro esmerada con lo que veo, leo, como. Hago aquí lo que antes no había hecho, como mirar el cielo desde una posición que no había probados antes. Me entusiasmo cuando leo que la gente habla de cambio, de aprender, de encontrar nuevas vías, de gestar una humana-primavera.

Recojámonos ahora para tomar fuerzas y florecer otra vez.

La alegría se encuentra no al final, sino en el camino.


BETWEEN extremities 
Man runs his course; 
A brand, or flaming breath. 
Comes to destroy 
All those antinomies 
Of day and night; 
The body calls it death, 
The heart remorse. 
But if these be right 
What is joy?

—W.B. Yeats

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