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Mostrando entradas de diciembre, 2019

La pregunta se mantiene, ¿qué hacer?

En algún lugar leí que, a juicio de ese blogger, lo mejor era sentarse en soledad a pensar sobre el sentido de la vida en contraposición a sentarse a perderse entre el bullicio de la televisión. Yo ya no sé, no me atrevería ya a recomendar nada. Sí, es bueno ejercer la libertad de pensamiento, pero pensar por uno mismo no es un paseo en un campo de flores. En mi caso, la pregunta por el sentido de la vida llegó hace tiempo —no recuerdo cuándo ni cómo ni dónde— pero ni tengo la respuesta ni la pregunta me ha abandonado. Pensar puede ser peligroso. No pensar puede ser peligroso. Vivimos por corto tiempo, los perritos viven todavía menos pero se atormentan muy poco, así que a lo mejor lo que viven lo viven mejor que nosotros que estamos llenos de recursos mentales. Nuestra mente es nuestro don y nuestra maldición. Nuestros anhelos nos impulsan y no conseguir lo anhelado nos mantiene en una especie de "secuestro". Decimos que lo que queremos fundamentalmente es amor pero la

Amor, tiempo y muerte

Todos anhelamos amor; todos queremos más tiempo porque aquello que anhelamos aún no llega o porque no queremos que, si llegó, acabe; todos tememos a la muerte porque ello implica no más tiempo y no más amor. Todos enfrentamos algo difícil en la vida, por ahí dicen que ello corresponde con nuestra capacidad de afrontarlo (suena bien pero algunos reciben más de lo que pueden afrontar… o sólo que lo que pasa es que no saben que sí pueden). El tiempo a veces es lo que dura algo. Aunque sabemos que lo bueno acaba, que la risa no es eterna, nos olvidamos de atribuirle al sufrimiento también una duración. Todo acaba, pero así es como es posible que también todo comience. Cuando no dejamos ir algo, lo lindo o no no tan lindo, creemos que le extendemos, pero es sólo una ilusión. Las cosas acaban con o sin nuestra venia y también comienzan sin ella. Y si todo sucede así, ¿en qué tenemos injerencia? Creemos saberlo todo, creemos ser capaces de construir computadoras que lo sepan todo, q

De lianas y del esenciarse del ser

Esenciarse del ser es una expresión heideggeriana que resume la donación del ser como espacio de inteligibilidad. El mundo nos parece que es lo que es justamente por la donación del ser y su respectivo rehúso; de acuerdo a este mundo que vemos es como nos concebimos y como actuamos. Digamos que como vemos, damos (al modo de un juego de baraja). Así que el esenciarse del ser es la forma en como se nos muestra el juego que jugamos todos los días. La cuestión es que el juego no tiene nada de fijo, el juego va cambiando y también nosotros. Entonces tenemos que el mundo cambia epocalmente, la experiencia del hombre cambia también. Y mundo y hombre se corresponden. Ninguno está fijo, ninguno es sustancial. Se dan conforme a un esenciarse del ser y por tanto pasan de un esenciarse del ser a otro como si fuera un paseo entre lianas (al modo de Tarzan). Siguiendo el ejemplo, uno no suelta una liana hasta que ya está agarrado a otra liana, lo que se traduce en que no es posible la superaci