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Mostrando entradas de 2022

Vasijas, analogía del ciudadano actual

Hace unos días fui al cine, uno que está en un centro comercial. Llegué temprano para darme una vuelta y ver cómo iban las cosas después d más de dos años de no tener contacto con "ese mundo". El lugar estaba repleto, como si fueran vísperas de navidad o como si hubiera algún tipo de venta especial. Sin embargo, nada particular sucedía ese día. Me acordé que los centros comerciales son los "parques" a donde va a pasear la gente en esta época. El centro comercial estaba remodelado pero esto ya no me hizo sentir bien como antes solían hacerlo las remodelaciones, por aquello de lo nuevo, lo limpio, lo ordenado; al contrario, veía un montón de malas decisiones de quienes estuvieron a cargo: luz, metal, y un color que parecía blanco sucio. Lo peor era el ruido y el exceso de gente iluminada que estaba como en una especie de display. Ignorar a toda esa gente me requirió un esfuerzo importante… apagar los sentidos, cerrarme a mis semejantes para poder protegerme del exceso

Partes del pasado todavía viven

Todavía se pueden oír músicos de jazz tocando en las calles cerca de un café.  Todavía hay vendedores ambulantes ofreciendo lagartijas de goma como las que solía tener mi hermano junto a sus soldaditos de plástico verde.  Todavía, aunque el tiempo camina más de prisa. 

Revisitando el 2006 desde donde miro el 1991

En algún momento me puse a escribir en un cuaderno lo que había escrito en torno al mismo tema (al que llamaré, ¿cómo lo llamaré?, mmm, qué tal "Quiebre Simbólico").  Ese momento sucedió (por ahí del 2019) luego de decidirme a escribir de una vez por todas sobre ese Quiebre Simbólico al que me había aproximado desde el año de 1991 y que había intentado plasmar a lo largo de los años intentando distintas aproximaciones (ninguna me funcionó, se quedaban ecos en unas cuantas paginas y luego abandonaba). Pude rescatar algunas, como la del 2006. El cuaderno resultó ser un intento más, pero al estar en físico, podía tenerlo presente todos los días. Entonces, tenemos, para propósitos de rememoración posterior, las siguientes fechas:  1991. Quiebre Simbólico. 2004. Aproximaciones (recuperadas en el cuaderno azul). 2005. Aproximaciones (recuperadas en el cuaderno azul). 2006. Aproximaciones (recuperadas en el cuaderno azul). 2019. Cuaderno azul, reflexiones sobre la experiencia. 2020.

Recuerdos alrededor de unas cartas perdidas

Cuando estudiaba ingeniería había una materia que se llamaba Sociología de México. Yo la tomé con Cadabal (no me acuerdo del nombre). El profe era una persona interesante, creo que era ingeniero civil pero también practicaba atletismo y había estudiado filosofía (hizo dos carreras simultáneas, muy listo él). Me gustaba, o lo admiraba… creo que más bien me inspiraba… no, me parecía un individuo realmente único y eso me gustaba. Lo más padre del asunto es que no nos enseñó sociología ni nos habló de México. El primer día de clases nos dijo que teníamos que leer un libro a la semana, el que quisiéramos cada quien por su parte y que también teníamos que entregar un escrito a la semana de lo que quisiéramos. Fue mi clase favorita (debí haberme enterado con ello de que estudiar ingeniería no me hacía particularmente feliz y que igual me interesaban más otras cosas. Aunque… sí que me gustaba estar en la facultad, yo creo que me gustaba mucho respirar el ambiente cargado de testosterona y, a d

Una película especial

De los recuerdos recuperados tengo el de una película que ví en una muestra de cine. Esta película se estrenó en 1987, entonces debí haberla visto por esas fechas. Seguramente fue con mi mamá al cine, pero como ella no es de ese tipo de películas (aunque ve lo que sea), seguramente yo la escogí. Sí, ahora recuerdo que yo tenía gusto por ir a las muestras de cine. Así que ver este tipo de películas, me digo, no es por seguir los gustos de alguien más. En verdad son mis gustos. Esta soy yo. El recuerdo volvió leyendo un libro que contaba muy superficialmente la trama, ahí fue cuando tuve el flashback.  84, Charing Cross Road  es el nombre original de la película que se tituló en México como  Nunca te vi, siempre te amé . A mí me pareció una película de amor, de esas que duelen tanto que no se olvidan. Y me dio la idea de que el amor no siempre es físico, visual. A veces el amor trastoca nuestra red de significados (nuestra identidad, nuestros anhelos, nuestras creencias, la propia idea d

Recordar como señal de lo que está por venir

Hace unos años perdí la memoria. Fue como si no hubiera vivido nada, como si todo estuviera sobrado de malos presagios, de una oscuridad insondable, una nada de vértigo pasmoso. Recuerda, alguien me decía, recuerda cuando reíste. Nada. Los días se pasaban uno tras otro con dificultad, como en un laberinto que das vueltas y vueltas sin poder respirar y sintiendo que no has cambiado de lugar. Sucede una y otra vez, cubriendo de una densa neblina tus amores, tu anhelo. En ese entonces podía contar mi historia, claro, ese tipo de historia con fechas y hechos que no decían mucho sobre quién había dejado de ser. Estuve perdida, bastón en mano, caminando sin parar entre el lodo que me decía que parara. No camines más, me dijo la oscuridad. Detente, me dijo la incertidumbre. No sigas, me dijo el vacío. Y la gente, afuera me gritaba: ¡Échale ganas! ¡Sal de tu zona de confort! ¡Ponte a hacer algo! ¡Todo está en tu mente! ¡El tiempo se te está escapando! Hincaba la rodilla en el fango, me llevaba

Tlalpan, cuarenta y tantos años después

  Quiso el destino que volviera al lugar donde ya no es lo que fue. Sigue ahí la fachada, la están remodelando, es algo del gobierno pero ya no es más la guardería a la que llevaba mi abuelito, todos los días a bordo de un tranvía que dejó de operar ya hace muchos años. En la esquina de enfrente, cruzando la Calzada de Tlalpan, había un palomar que me encantaba mirar a la salida. Ya no está. Mucha gente, muchos autos, hospitales y farmacias. Este lugar esta inundado de inhospitalidad. Aquí fue donde me empecé a relacionar con el mundo, muy a mi manera: mirando a los niños que jugaban en el jardín mientras a mí me tenían "castigada" por no tomarme el atole. Pero ni me me agobiaba ver como el atole hacía nata porque jamás lograron que me lo tomara, ni me mortificaba estar sentada frente a la ventana mirando, ni ardía en deseos de salir con los demás niños que se me hacían tan distantes y extraños; prefería ir a ver a la cocinera para que me diera queso, prefería mirar las bolsa

Crazy

En el 2006 estaba arriba de un taxi en Londres. El momento me tenía en un estado de extrañeza porque nada de lo que estaba pasando me era familiar. No recuerdo haber mirado hacia afuera del taxi, hacia la calle. Mi atención estaba puesta en la mano del taxista, era una pequeña mano de piel oscura, con una esclava de oro colgando sobre la muñeca. La mano reposaba sobre la palanca de velocidades. El radio estaba encendido y comenzaba a tocar una canción que no había escuchado nunca antes, no había escuchado nada parecido. La canción se introdujo en mi alma, no puse atención a lo que decía, la melodía y la voz me resultaban cautivantes. Al chofer también le gustó, no sé si escuchaba la canción por primera vez o no, yo creo que no, se le veía en esa peculiar mano suya que quería poner a bailar sobre la palanca. Tuve la fortuna de que esa canción se convirtió en un hit y la pude volver a escuchar tiempo después.A veces me pasa que estoy tan presente, es decir, con ausencia de charla mental,

Una tarde calurosa e incómoda

Hace tiempo que no me paso por acá a escribir algo. He estado ocupada haciendo journaling, aunque ni tanto este mes de mayo. Y la razón porque no venía es porque dudaba entre no tener nada nuevo que decir y estar repitiendo lo mismo. Me he estado editando porque no considero que lo que estoy sintiendo deba ser compartido entre tanta gente feliz o gente que la está pasando muy mal, es como si lo que siento no tuviera valor. Un poco sí estoy harta de no sentir que me muevo hacia otro espacio, es como si estuviera dándole vueltas al mismo hoyo —disco rayado que le dicen—. Ahora mismo estoy con todas las ventanas abiertas, más tarde estaré a merced de los mosquitos. Hace un calor apachurrante. No quise sacar a mi perrita a pasear porque uno hierve en la calle, de modo que la pobre está un tanto desesperada —ya somos dos—. Ha sido una fortuna que esté cayendo agua porque las pobrecitas plantas se desmayan. Mi cultivo de cúrcuma se está recuperando del transplante, llegué a pensar que se per

Ser mujer

 El año antepasado estaba en un taller para escribir auspiciado por el Gobierno de Morelos. Cada sesión nos daban un tema a escribir y sucedió que un día me lanzaron la pregunta: ¿Qué significa ser mujer a tu edad? Apenas y pude armar algo porque no sabía que contestar. Al principio supuse que en realidad nunca lo había pensado, que no encontraba ninguna diferencia entre ser mujer o ser hombre, vaya, que mejor me preguntaran qué significaba ser Flor, eso era más fácil. ¿Fácil? ¿Por qué me resultaba tan difícil escribir sobre qué significaba para mí ser mujer? Esta pregunta no me ha abandonado desde entonces, 492 días después, aquí me tienen dispuesta a tratar de darme alguna respuesta que me libere del encargo —en suma interesantísimo—. Le debo mucho a los movimientos femeninos y de diversidad de género que tanto me chocaban (principalmente porque lo que había leído y escuchado tenía un discurso autosegregador). Yo era muy pequeña cuando hurgaba entre los cajones de mi mamá para oler s

Aquí no hablo de nada

Hace un rato tenía algo que decir y perdí el momento. Iba a pasar de escribir pero me dije que si no lo hago no voy a recuperar el ejercer mi gusto por escribir. Así que aquí esto sin tener, aparentemente, nada que decir. Ayer estuve escuchando un podcast, El sentido de la birra , que trata de entrevistas largas sobre lo que hacen y como han llegado ahí los entrevistados. No hay un tema en específico ni un guión así que uno se lleva sorpresas. Por ejemplo, he escuchado algunas entrevistas de personas que conozco por su trabajo en los medios. Y me ha tocado que aquellas cuyo trabajo no me gusta, tienen opiniones interesantísimas. También me ha tocado que quienes me llama mucho su trabajo, en la entrevista me aburren. Raro. Que uno no sabe el contenido que tiene una persona en su cabecita por lo que muestra al público. Bueno, que ayer la entrevista era a Samantha Hudson, su trabajo me resulta chocante, no es algo que consumiría. Y sin embargo la entrevista me resultó interesantísima. Sab