Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2020

Un día con la música de Pink Floyd

Porque el día lo ameritaba, en tanto que día de emociones complicadas, un reposo entre música de Pink Floyd, específicamente el concierto de In The Flesh  de Roger Waters. Este DVD tiene años conmigo, creo que no lo ponía desde hace más de 8 años. Me gusta muchísimo como suenan las canciones en este concierto, me gusta que me recuerde los conciertos en los que he estado y me gusta que me den ganas de ir a más conciertos de esos. Es algo así como un sintetizador del tiempo en el que todo cae en su debido lugar dejando espacio para más vida de cara a lo esperanzador. La esperanza necesita de la fe; la fe necesita de la confianza; la confianza se construye sobre una certeza que va más allá de toda razón. Este tipo música tiene la particularidad de situarme entre lo certero de la nota que sigue y lo certero de lo espiritual del que se alimenta para elevarme. Y hoy quiero estar en el espacio de la fe.

Y… ¿sirve de algo orar?

Planteada así la pregunta es contradictoria en cuanto el servir y el orar corresponden a dos dimensiones de la consciencia distintos. Antes de entrar en el tema de la consciencia, para comprender mejor lo planteado en el párrafo anterior, quizá quepa una respuesta rápida a la pregunta: SÍ. Pero, ¿en qué sentido se da este "sí"? No es que el orar sirva como lo hace una aspirina para el dolor de cabeza. Orar no es un útil y por tanto no "sirve", no es servil a ningún amo. La aspirina, por ejemplo, es un producto del esfuerzo humano en el ámbito de las cosas y responde a lo esperado (quitar el dolor de cabeza) aunque nunca en el cien por ciento de los casos. Por cierto, el cien por ciento de los casos no se da sino en una sola cosa, la muerte, aunque la muerte tampoco es servil. Entonces, tenemos las cosas que son serviles (caen dentro del ámbito de las cosas en las que el hombre ejerce su voluntad) y las "cosas" que no lo son, es decir, tenemos exp

2020: The Show Must Go On

Por "x" o "y", llegué a la canción escrita por Roger Taylor, así que lo que sigue viene inspirado por su letra, por la emoción que le imprime Freddie Mercury y sus circunstancias, por lo que he leído últimamente y por este punto de quiebre que nos ha tocado vivir. Espacios vacíos , esos que están ya sin nosotros, los ojos a los que ya no asistimos. ¿Con qué vamos a llenarnos ahora, con qué decidiremos alimentar nuestro espíritu ahora?  Espacios vacíos , ¿de qué vamos a construir nuestro sentido? ¿Para qué es que estamos viviendo?  ¿Es que alguna vez lo hemos tenido claro? ¿Para qué queremos seguir? Las rutinas se están resquebrajando, los ídolos están cayendo y aún queremos seguir sosteniéndolos. Imposible no despertar. O, espera, ¿es que acaso queremos dormir aún más profundamente? ¿Tan bellas han sido nuestras creaciones que no queremos despertar de ellas? Mira, no necesitas hacer grandes proezas, tan sólo amar. ¿No vivimos para amar? Lugares abandonados ,

Un respiro en este confinamiento

Vivo sola, nunca he sido especialmente comunicativa, soy de hecho introvertida y muy apegada al deber ser, que en estos tiempos es quedarse en casa aunque quieras salir corriendo. Hay momentos del día que en verdad siento que ya no puedo más, sobre todo porque tengo variaciones de humor cortesía de ser una mujer de 50. Bien. No, nada de esto está bien, en verdad me urge salir a correr al bosque y comprarme un helado. No tengo idea cómo la estén librando los que por costumbre están todo el tiempo en convivio y ahora ya no pueden. No tengo idea cómo la estén llevando los que no pueden quedarse quietos y nunca han podido sentarse 20 minutos a leer. No tengo idea cómo la llevan las mujeres que sufren de violencia doméstica. No tengo idea de cómo la llevan los niños con padres silvestres. Nada va a ser igual de nuevo. Eso me temo y eso espero. Todo este sufrimiento debe servirnos de algo. No nos dejemos caer ante la necesidad de volver a lo conocido. Pueden pasar tantas cosas, catastróf

La desesperación que me causa la lectura de Heidegger

He pasado muchos años dedicándome a la comprensión del pensamiento del filósofo alemán. Su pensamiento, pese a que trata de abordar "algo" fundamental, es extremadamente complejo precisamente porque "eso" fundamental no puede ser tratado con las categorías tradicionales, de hecho, con ningún tipo de categoría. Embarcarse en el pensar de Heidegger es zarpar en un bote categorial que pronto habrá de ser abandonado para sumergirse en las aguas abisales sin un destino predeterminado. La empresa no trae consigo el posible encuentro de algún tesoro del cual nos podamos hacer para regresar a tierra y sacarle provecho. No hay tesoro que explotar porque todo cuanto se encuentra es inexplotable —si es que podemos decir que hemos encontrado "algo"—. ¿Para qué abandonar la tierra en donde hemos edificado tantas "verdades"? Porque después de una larga cavilación terrenal, el espíritu no encuentra ningún confort en ellas, al contrario, la estancia en lo

¿De qué va esta época?

Se le da al hombre ponerle nombre a las cosas cuando cree conocerlas. Algo no nombrado es algo desconocido o incognoscible (el presente, es decir, la experiencia de la existencia desarrollándose, es fundamentalmente incognoscible). Las épocas reciben nombres haciendo alarde de lo que particularmente las distingue de otras. ¿De qué va esta época? ¿O es que todavía seguimos en la modernidad pese a nombrecitos nuevos como el antropoceno, lo contemporáneo, la posmodernidad? Pese a intentos de algunos de abandonar la "deshumanización" de la época que le dió por hablar de lo "humano", pese a los intentos pacifistas ante las ganancias de la desestabilización, pese a los señalamientos filosóficos hacia la integración de un pensamiento no reduccionista y maquinal, pese la la devastación planetaria y al empobrecimiento de la vida espiritual a favor de un consumismo acelerado, pese a epidemias y pandemias; no logramos abandonar la modernidad. En 1959, Heidegger, ante l

Primavera, la esperanza en el recogimiento

La Primavera no hace caso de las voluntades de los hombres, ni de sus dramas ni de sus horarios. La Primavera llega cuando llega… hasta ahora siempre ha vuelto. Estás triste, desesperado, angustiado; a la Primavera no le importa y eso es una de las formas de mostrarse de la Gracia: que está ahí aunque no quieras o no puedas recibirla. Al tronco que creías seco, le brotan retoños. El árbol que llevaba años manteniendo las mismas hojas oscuras, empieza a florecer. Los pájaros cantan desde antes que se alumbre tu cuarto, se oyen laboriosos y felices. Por todos lados se asoma el verde claro, las flores y las abejas. La Primavera ha llegado. ¿Y si nos dejáramos llevar y permitiéramos que se gesten en nosotros retoños de nuevos pensamientos? ¿Y si dejáramos que la creatividad florezca sin buscar un porqué o una utilidad? La Primavera me dice que todo esto va a pasar, no cuando quiera, no por más que me esfuerce en creer que el mundo gira a mi alrededor. Me recojo en casa porque e

Así veo yo estos días del 2020

Toda perspectiva tiene un contexto. El contexto se conforma dentro de un marco temporal. Dicho de otro modo, lo que sigue adelante es una interpretación desde esta experiencia de vida que se llama Flor Coss. El año pasado estuve en una especie de aislamiento social, nivel medio. Tenía la tarea de terminar la tesis y de presentar mi examen de grado y el tema no era para nada cómodo pues implicaba dejar a un lado mi formación ingenieril que tiende a resolver para darle paso a un pensamiento anterior a aquel que se establece en términos de sujeto-objeto, Heidegger le llama pensamiento originario, otros le dicen experiencia pura o la conciencia no narrativa de lo que es. Además de la tensión propia de la actividad académica tenía la de ir sorteando la ansiedad y la depresión que llegaron a mi vida para que con más ahínco replanteara mi modo de ver la vida. Dentro de todo esto, he llegado a la edad en la que ronda la perimenopausia. El cambio interno está siendo intenso. A finales d