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Mostrando entradas de octubre, 2022

Recuerdos alrededor de unas cartas perdidas

Cuando estudiaba ingeniería había una materia que se llamaba Sociología de México. Yo la tomé con Cadabal (no me acuerdo del nombre). El profe era una persona interesante, creo que era ingeniero civil pero también practicaba atletismo y había estudiado filosofía (hizo dos carreras simultáneas, muy listo él). Me gustaba, o lo admiraba… creo que más bien me inspiraba… no, me parecía un individuo realmente único y eso me gustaba. Lo más padre del asunto es que no nos enseñó sociología ni nos habló de México. El primer día de clases nos dijo que teníamos que leer un libro a la semana, el que quisiéramos cada quien por su parte y que también teníamos que entregar un escrito a la semana de lo que quisiéramos. Fue mi clase favorita (debí haberme enterado con ello de que estudiar ingeniería no me hacía particularmente feliz y que igual me interesaban más otras cosas. Aunque… sí que me gustaba estar en la facultad, yo creo que me gustaba mucho respirar el ambiente cargado de testosterona y, a d

Una película especial

De los recuerdos recuperados tengo el de una película que ví en una muestra de cine. Esta película se estrenó en 1987, entonces debí haberla visto por esas fechas. Seguramente fue con mi mamá al cine, pero como ella no es de ese tipo de películas (aunque ve lo que sea), seguramente yo la escogí. Sí, ahora recuerdo que yo tenía gusto por ir a las muestras de cine. Así que ver este tipo de películas, me digo, no es por seguir los gustos de alguien más. En verdad son mis gustos. Esta soy yo. El recuerdo volvió leyendo un libro que contaba muy superficialmente la trama, ahí fue cuando tuve el flashback.  84, Charing Cross Road  es el nombre original de la película que se tituló en México como  Nunca te vi, siempre te amé . A mí me pareció una película de amor, de esas que duelen tanto que no se olvidan. Y me dio la idea de que el amor no siempre es físico, visual. A veces el amor trastoca nuestra red de significados (nuestra identidad, nuestros anhelos, nuestras creencias, la propia idea d

Recordar como señal de lo que está por venir

Hace unos años perdí la memoria. Fue como si no hubiera vivido nada, como si todo estuviera sobrado de malos presagios, de una oscuridad insondable, una nada de vértigo pasmoso. Recuerda, alguien me decía, recuerda cuando reíste. Nada. Los días se pasaban uno tras otro con dificultad, como en un laberinto que das vueltas y vueltas sin poder respirar y sintiendo que no has cambiado de lugar. Sucede una y otra vez, cubriendo de una densa neblina tus amores, tu anhelo. En ese entonces podía contar mi historia, claro, ese tipo de historia con fechas y hechos que no decían mucho sobre quién había dejado de ser. Estuve perdida, bastón en mano, caminando sin parar entre el lodo que me decía que parara. No camines más, me dijo la oscuridad. Detente, me dijo la incertidumbre. No sigas, me dijo el vacío. Y la gente, afuera me gritaba: ¡Échale ganas! ¡Sal de tu zona de confort! ¡Ponte a hacer algo! ¡Todo está en tu mente! ¡El tiempo se te está escapando! Hincaba la rodilla en el fango, me llevaba