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2020: The Show Must Go On

Por "x" o "y", llegué a la canción escrita por Roger Taylor, así que lo que sigue viene inspirado por su letra, por la emoción que le imprime Freddie Mercury y sus circunstancias, por lo que he leído últimamente y por este punto de quiebre que nos ha tocado vivir.

Espacios vacíos, esos que están ya sin nosotros, los ojos a los que ya no asistimos. ¿Con qué vamos a llenarnos ahora, con qué decidiremos alimentar nuestro espíritu ahora? Espacios vacíos, ¿de qué vamos a construir nuestro sentido?

¿Para qué es que estamos viviendo? ¿Es que alguna vez lo hemos tenido claro? ¿Para qué queremos seguir? Las rutinas se están resquebrajando, los ídolos están cayendo y aún queremos seguir sosteniéndolos. Imposible no despertar. O, espera, ¿es que acaso queremos dormir aún más profundamente? ¿Tan bellas han sido nuestras creaciones que no queremos despertar de ellas? Mira, no necesitas hacer grandes proezas, tan sólo amar. ¿No vivimos para amar?

Lugares abandonados, proyectos de cambio una y otra vez olvidados. Pensadores dejados atrás. Preguntas necias que no nos dejan apacentar tranquilos. Relaciones rotas. Gente abandonando la Tierra. Gente olvidada allá muy lejos donde no nos perturban. Y sin darnos cuenta, nosotros mismos nos convertimos en un lugar abandonado. Supongo que conocemos el marcador.

¿Es que alguien sabe qué andamos buscando?

Otro héroe que pronto morirá. Sistemas caducos —porque en esta Tierra todo ha de pasar.  Otro crimen sin sentido a favor del poder y las leyes de mercado. La salud, el bienestar, el agua, el techo para tomar refugio… aquí sólo es sufrimiento es para todos. ¿Alguien quiere seguir tragándose esto?

Un filósofo danés alguna vez dijo que «realizar de manera perfecta la igualdad humana es una imposibilidad». Estamos condicionados por la temporalidad propia de nuestra dimensión corporal; esto, mucho antes del Jesús cristiano, el Buda ya lo había previsto. Nuestros empeños, diría Kierkegaard, son vanos deseos; nuestros esfuerzos no alcanzaran nunca, en la Tierra, la meta. Nunca llegaremos, nuestra tarea será siempre la de subsistir a las diversidades, pero no construyamos detrás de la cortina, una pantomima.

Estamos condicionados por la temporalidad, somos fundamentalmente incertidumbre. Ante los embates temporales, cada generación está obligada a repensar el amor. Supongo que estamos aprendiendo.

El Show debe continuar mientras seguimos siendo humanos…

Por dentro mi corazón se está rompiendo, tengo miedo de las muertes en vano y el vuelo de los carroñeros. No necesitamos de caridad sino de equidad. No sé que será de mañana pero mi sonrisa aún permanece, el show debe continuar.

Pase lo que pase, sé que esto ya no se trata más de mi voluntad. Mucho queda por aprender de la humildad y la rendición, pero, de nuevo, no construyamos detrás de la cortina, una pantomima.

Lo dejaré todo a lo que venga, con todo a ello me entregaré, pero ya no más con los ojos cerrados, ¿alguien sabe para qué estamos viviendo? Todos daremos vuelta a la esquina y afuera siempre volverá a amanecer, mientras tanto, dentro de mi oscuridad anhelo ser libre.

El Show debe continuar.

Estoy desesperada, la ansiedad no me deja ver que aún estoy viva y que todo en esta dimensión es temporal. Así que puede ser que el mundo en mente se resquebraje, pero mi corazón aún permanece.

Nuestra alma está pintada como las alas de las mariposas, los cuentos de hadas de ayer crecen pero nunca mueren. Amigos, ¡podemos volar!

El Show debe continuar.

Enfrentemos estos momentos con una sonrisa, no nos demos nunca por vencidos. Amigos, ¡podemos volar! Encontremos la fuerza para seguir sin más pantomimas. ¿No vivimos para amar?

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