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Un respiro en este confinamiento

Vivo sola, nunca he sido especialmente comunicativa, soy de hecho introvertida y muy apegada al deber ser, que en estos tiempos es quedarse en casa aunque quieras salir corriendo. Hay momentos del día que en verdad siento que ya no puedo más, sobre todo porque tengo variaciones de humor cortesía de ser una mujer de 50. Bien. No, nada de esto está bien, en verdad me urge salir a correr al bosque y comprarme un helado. No tengo idea cómo la estén librando los que por costumbre están todo el tiempo en convivio y ahora ya no pueden. No tengo idea cómo la estén llevando los que no pueden quedarse quietos y nunca han podido sentarse 20 minutos a leer. No tengo idea cómo la llevan las mujeres que sufren de violencia doméstica. No tengo idea de cómo la llevan los niños con padres silvestres.

Nada va a ser igual de nuevo. Eso me temo y eso espero. Todo este sufrimiento debe servirnos de algo. No nos dejemos caer ante la necesidad de volver a lo conocido. Pueden pasar tantas cosas, catastróficas e iluminadoras que prefiero hacer todo para moverme hacia las iluminadoras. Y eso significa quedarme en casa, aprender a resistir mis emociones y miedos, aprender a reconducir mis pensamientos y aprender a tener paciencia mientras leo, hago ejercicio brincando al ritmo de los 80’s, cocino, medito y me digo mil y un veces que lograré salir de esta también.

Mi mayor planeación es el abastecimiento. De ahí en fuera me he rendido a la incertidumbre.

Recordar los tiempos de mi adolescencia, de cuando todo era ensoñación, me ayuda. La música es un gran vehículo.

Hoy me tocó salir por víveres. Esto me causa alivio al ver gente y también estrés de estar entre gente. Pero lo lindo de esta ocasión fue que pusieron música de cuando era adolescente, esa música popular que se oía en todos lados y que era de especial gusto de las mujeres. Así que empieza a sonar esa canción que “todo mundo” se sabe y lo más súper bonito es que todas las mujeres que estábamos en la tienda la estábamos tarareando y por un momento tuvimos nuestro paraíso en el que todo estaba bien.


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