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Vasijas, analogía del ciudadano actual


Hace unos días fui al cine, uno que está en un centro comercial. Llegué temprano para darme una vuelta y ver cómo iban las cosas después d más de dos años de no tener contacto con "ese mundo".

El lugar estaba repleto, como si fueran vísperas de navidad o como si hubiera algún tipo de venta especial. Sin embargo, nada particular sucedía ese día. Me acordé que los centros comerciales son los "parques" a donde va a pasear la gente en esta época. El centro comercial estaba remodelado pero esto ya no me hizo sentir bien como antes solían hacerlo las remodelaciones, por aquello de lo nuevo, lo limpio, lo ordenado; al contrario, veía un montón de malas decisiones de quienes estuvieron a cargo: luz, metal, y un color que parecía blanco sucio. Lo peor era el ruido y el exceso de gente iluminada que estaba como en una especie de display. Ignorar a toda esa gente me requirió un esfuerzo importante… apagar los sentidos, cerrarme a mis semejantes para poder protegerme del exceso de estímulos.

Las tiendas, las mismas de siempre, vendiendo lo de siempre.

En el cine, las golosinas de siempre: lo más "sano", las palomitas bañadas en sal. Todo es tan artificial. Mucha gente detrás ha trabajado para ello. Me pregunto si su trabajo ha valido la pena.

Me senté con las manos vacías en la butaca numerada. La sala prácticamente vacía (gracias). La película se suponía no era tan comercial. ¡Ja! Todas las películas se hacen para vender. Todas. Y tienen que estimularte de alguna manera para que las sigas consumiendo. Algunas películas de "arte" se escudan en la "cruda realidad", los elementos disruptivos, la fotografía que causa alguna forma de extrañamiento. Como sea, tienen que vender, obtener premios. ¡Todos queremos eso! ¿No es ésta la mecánica de nuestros tiempos? (¿Alguna vez ha sido diferente?)

Odié la película, una y otra vez me preguntaba qué diablos estaba haciendo yo ahí. "Saliendo al mundo", me recordé, eso es lo que vine a hacer. Cantantes del momento, saliendo por unos minutos pero anunciados como si fueran un personaje principal, la imagen de un choche pasando encima de una mujer tratando de hacer de ello algo burdamente ridículo, elementos históricos trastocados, cuerpos desfigurados o lastimados como una propuesta estética.

La armonía, la sutileza, el sentirse relajado, la naturaleza… ya no venden.

Mención especial en este desafortunado evento tienen los comerciales y los comentarios de dos personas insufribles antes de la película. Esto es lo que se llama lavado de cerebro sin pudor.

Me quedé pensando en la gente que llega a este tipo de lugares completamente cansados de trabajar, estresados de mantenerse a flote, sin ningún tipo de defensa mental para todo lo que van a absorber en una "inocente" ida al cine. Muchos adormecidos. Los estímulos cada vez más groseros para hacerse notar.

Así como lo que comes por la boca va afectando a tu cuerpo, lo que "comes" por tus sentidos va afectando a tu cerebro. Tus opiniones no son tuyas, tus ideas no son tuyas, tus anhelos no son tuyos, tus metas no son tuyas, tus gustos no son tuyos. ¿Hay algo en ti que todavía seas tú? 

Vasijas vacías listas para recibir lo que sea.

Vasijas quebradas pegadas con chicle.

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