Mural en Azules, arte colectivo
Mural en Azules es un proyecto mexicano que reúne artistas emergentes en torno a un tema, el autorretrato. Este proyecto tuvo su recorrido por distintos estados del país y llegó a su conclusión, en su primera entrega, debido a dos factores: la partida de creador de la idea, Arturo Coss, y la pandemia que ha cerrado las puertas a la colectividad presencial.
Mural en Azules quedó en pausa a la espera de su exposición en Veracruz —sería fabuloso que pudiera resistir el tiempo de espera necesario para volver a reunir colectividades entorno al arte—. Unos días antes del confinamiento, el pasado 14 de marzo del 2020, tuvo lugar el cierre de la exposición en la Ciudad de México así como el homenaje a Arturo Coss.
He querido escribir esto ahora por tres motivos. El primero es el recordar a mi hermano y reconocer cómo una persona puede impactar en la gente y cómo ese impacto genera olas que mueven las almas de los hombres. El segundo es reconocer el impacto que ha tenido en mí su partida y el Mural en Azules.
En una entrevista que le hicieron a Arturo Coss, él decía que su familia lo conoce de una forma, sus amigos de otra, pero que él era de otra forma. Somos distintas facetas, distintos destellos, pero no somos sólo uno de ellos y no somos la suma de ellos, somos la fuente que posibilita esos destellos. Así fue como, despidiendo a mi hermano, empecé a conocer otras facetas de las que no tenía ni idea. Despedir a mi hermano fue encontrarlo, lo cual me produce un estado interior indescriptible. Además, gracias a él me descubrí a mí misma en mis posibilidades: interactuando con mujeres artistas de tremenda fuerza interior, estas mujeres me mostraron con su modo de ser que hay tantísima gente valiosa y a veces no la encontramos porque nos movemos por los mismos contextos de toda la vida. Esas mujeres artistas se reunieron gracias a Mural en Azules pues cada una de ellas vive en ciudades distintas. El encuentro con ellas fue muy breve pero me dejó con deseos de ir a visitar otros lugares cuando la pandemia acabe. Quiero vivir para ello, para explorar otros contextos, para dejar salir más destellos de mí.
A las artistas plásticas: Rozz, Erika, Marialoli y Aida, les agradezco la extraordinaria fuerza con la que se mueven en el mundo.
El tercer motivo es compartirles el texto que tuve oportunidad de escribir con motivo de la clausura de la exposición de Mural en Azules en la CDMX y el homenaje a su creador:
Vivimos entre el cielo y el mar, el azul no es terrenal. De azul se han
coloreado los dioses simbolizando así la eternidad que se nos retrae.
Cuando lo asociamos al hombre, el azul señala al alma que de él guarda sus
oscuridades y esperanzas.
Todo esto lo ignoraba un niño que sumergido en una alberca un día de
verano, quedaba marcado de por vida con la variedad de azules de los
innumerables mosaicos que recubrían su simbólico mar. El niño se hizo
hombre y la imagen se convirtió en motivo y dirección de un proyecto que
quería que fuera más allá de él mismo, de un proyecto que contara sumadas
oscuridades y esperanzas.
Hay quien dice que somos historias, que nuestra vida adquiere sentido por
las historias que nos contamos y por las historias que creamos. Ninguna
historia nace sola ni se mantiene sola ya sea ésta un monólogo interior o un
auto-retratro. Toda historia es posible por las relaciones que la sostienen con
su infinita red simbólica; toda historia vive gracias a los oídos que la
escuchan, los ojos que la miran, las almas que en ella se reconocen y la
hacen suya. Vivimos de los otros y en los otros. Por los otros permanecemos
vivos y nos vamos pintando de azul y vamos siendo cielo y vamos siendo
mar.
Cuenta la historia que a veces toma tiempo realizar el llamado interior; que
el miedo, con sus distintos disfraces, dispone un cerco que nos reserva de
nuestro destino colectivo, que a veces nos olvidamos de confiar y de
soltarnos a lo abierto de lo por decirse. Cuenta la historia que somos ríos
incontenibles de azul que han fluido por eones, que nunca hemos sido en
soledad: nuestras historias se interconectan, nos transformamos los unos a
los otros. Dice una poeta del oriente que nunca hemos sido uno pero que
tampoco hemos sido dos, que nunca hemos estado juntos pero que tampoco
hemos estado separados.
En Arturo Coss habitaba esta intuición. Que estemos aquí hoy es prueba de
ello. Cada obra un río, el colectivo el universo mismo.
Flor Coss
CDMX, 14 de Marzo de 2020
Mural en Azules quedó en pausa a la espera de su exposición en Veracruz —sería fabuloso que pudiera resistir el tiempo de espera necesario para volver a reunir colectividades entorno al arte—. Unos días antes del confinamiento, el pasado 14 de marzo del 2020, tuvo lugar el cierre de la exposición en la Ciudad de México así como el homenaje a Arturo Coss.
He querido escribir esto ahora por tres motivos. El primero es el recordar a mi hermano y reconocer cómo una persona puede impactar en la gente y cómo ese impacto genera olas que mueven las almas de los hombres. El segundo es reconocer el impacto que ha tenido en mí su partida y el Mural en Azules.
En una entrevista que le hicieron a Arturo Coss, él decía que su familia lo conoce de una forma, sus amigos de otra, pero que él era de otra forma. Somos distintas facetas, distintos destellos, pero no somos sólo uno de ellos y no somos la suma de ellos, somos la fuente que posibilita esos destellos. Así fue como, despidiendo a mi hermano, empecé a conocer otras facetas de las que no tenía ni idea. Despedir a mi hermano fue encontrarlo, lo cual me produce un estado interior indescriptible. Además, gracias a él me descubrí a mí misma en mis posibilidades: interactuando con mujeres artistas de tremenda fuerza interior, estas mujeres me mostraron con su modo de ser que hay tantísima gente valiosa y a veces no la encontramos porque nos movemos por los mismos contextos de toda la vida. Esas mujeres artistas se reunieron gracias a Mural en Azules pues cada una de ellas vive en ciudades distintas. El encuentro con ellas fue muy breve pero me dejó con deseos de ir a visitar otros lugares cuando la pandemia acabe. Quiero vivir para ello, para explorar otros contextos, para dejar salir más destellos de mí.
A las artistas plásticas: Rozz, Erika, Marialoli y Aida, les agradezco la extraordinaria fuerza con la que se mueven en el mundo.
El tercer motivo es compartirles el texto que tuve oportunidad de escribir con motivo de la clausura de la exposición de Mural en Azules en la CDMX y el homenaje a su creador:
Clausura de Mural en Azules y homenaje a Arturo Coss
Vivimos entre el cielo y el mar, el azul no es terrenal. De azul se han
coloreado los dioses simbolizando así la eternidad que se nos retrae.
Cuando lo asociamos al hombre, el azul señala al alma que de él guarda sus
oscuridades y esperanzas.
Todo esto lo ignoraba un niño que sumergido en una alberca un día de
verano, quedaba marcado de por vida con la variedad de azules de los
innumerables mosaicos que recubrían su simbólico mar. El niño se hizo
hombre y la imagen se convirtió en motivo y dirección de un proyecto que
quería que fuera más allá de él mismo, de un proyecto que contara sumadas
oscuridades y esperanzas.
Hay quien dice que somos historias, que nuestra vida adquiere sentido por
las historias que nos contamos y por las historias que creamos. Ninguna
historia nace sola ni se mantiene sola ya sea ésta un monólogo interior o un
auto-retratro. Toda historia es posible por las relaciones que la sostienen con
su infinita red simbólica; toda historia vive gracias a los oídos que la
escuchan, los ojos que la miran, las almas que en ella se reconocen y la
hacen suya. Vivimos de los otros y en los otros. Por los otros permanecemos
vivos y nos vamos pintando de azul y vamos siendo cielo y vamos siendo
mar.
Cuenta la historia que a veces toma tiempo realizar el llamado interior; que
el miedo, con sus distintos disfraces, dispone un cerco que nos reserva de
nuestro destino colectivo, que a veces nos olvidamos de confiar y de
soltarnos a lo abierto de lo por decirse. Cuenta la historia que somos ríos
incontenibles de azul que han fluido por eones, que nunca hemos sido en
soledad: nuestras historias se interconectan, nos transformamos los unos a
los otros. Dice una poeta del oriente que nunca hemos sido uno pero que
tampoco hemos sido dos, que nunca hemos estado juntos pero que tampoco
hemos estado separados.
En Arturo Coss habitaba esta intuición. Que estemos aquí hoy es prueba de
ello. Cada obra un río, el colectivo el universo mismo.
Flor Coss
CDMX, 14 de Marzo de 2020
Comentarios