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Confesiones en vía de aceptar la propia vida

La palabra cura. Hablamos, nos escuchamos, compartimos lo que somos y en esa medida nos confesamos a nosotros mismos. Hablar lo que somos es una manera de comenzar a aceptarnos conscientemente.

Solemos decir que nos queremos, siempre estamos a la salvaguarda de nuestro yo y, sin embargo, hay cosas de nosotros que no nos atrevemos ni a pensar. Pero no hay liberación posible sin sacar a la luz lo que nos ocultamos. ¿Y cómo sacar lo que ni sabemos que tenemos? Las experiencias que vamos teniendo van empujando poco a poco hacia fuera lo yace en el pozo de nuestro olvido, pero también hay experiencias que no van con paciencia y lo sacan todo de una vez, quizá porque ya va siendo hora de que nos hagamos cargo.

No se trata de cambiar o de borrar sino de ver y aceptar. Nada más. Que tu pozo se vaya haciendo menos profundo, menos negro.

Llevo un tiempo en una zona bastante incómoda. Me he estado sintiendo frágil, vulnerable, temerosa. Faltan unos días para que cumpla cincuenta años y jamás hubiera creído que esto fuera a ser tan retador. Quizá es que no me siento la adulta que pensé que sería, que más bien sigue gritando dentro de mí la misma niña espantada de seis años que tenía que ir a la escuela primaria por primera vez. Si a los seis años mi mamá no me rescató, a los cincuenta siento pavor y tengo necesidad de Dios.

Mi cuerpo ha cambiado, mis creencias también. Estoy llena de dudas.

He seguido por mucho tiempo el camino del estudio y la dedicación. Hace poco vi la película "Los dos papas" y la escena de la confesión me puso a llorar a mares. Esto es lo que dice el papa que está abandonando el papado:

"As a child I failed you first by not having courage to taste the life itself. Instead of that, I hid away in books, and then in study."

Como el papa, en la película, esto me ha dejado vacía de mundo. Me siento en una profunda soledad y tengo hambre de lo mismo que tengo miedo. He querido que Dios me dé alguna señal y por mucho tiempo sólo escuché silencio hasta que mi hermano menor murió de pronto, entonces el mensaje ha sido contundente: "no tengas miedo". La vida es para vivirla, no para esconderse de ella.

Y aquí estoy.

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