La comida me mata
Me he topado con un programa de unos británicos visitando Oaxaca y de inmediato me quedé prendida de las imágenes de lo conocido. Frente a mis ojos se comieron un tamal verde, uno de mole y luego se fueron al mercado a ver los chiles con los que se hace el mole.
En una tienda de Södermalm se pueden encontrar varios chiles que los venden a precio de oro. Los tienen almacenados en unos frascos, así que para hacer un buen mole habría de comprarlos todos y a lo mejor ni así alcanzaría (tiene muy poca cantidad de cada uno).
Pero regresando al programa, casi se me cae la baba cuando les veo entre las manos un sope con frijoles refritos y salsa verde. Luego llegó el momento en que se ponen a preparar algo con productos mexicanos pero que luce como canelones, mientras preparan el pollo y muelen los frijoles en la licuadora (mi abuelita se hubiera espantado de ver tal atrocidad, cuando ella les daba su tiempo y los iba apachurrando mientras se iban friendo) unos mariachis se acercan a cantar, la cámara tomas sus caras y lucen tan diferentes de la de los británicos, no por las diferencias evidentes de la raza sino por la calidad de vida, por el trabajo que se debe realizar y por el deseo de agradar al extranjero.
En una tienda de Södermalm se pueden encontrar varios chiles que los venden a precio de oro. Los tienen almacenados en unos frascos, así que para hacer un buen mole habría de comprarlos todos y a lo mejor ni así alcanzaría (tiene muy poca cantidad de cada uno).
Pero regresando al programa, casi se me cae la baba cuando les veo entre las manos un sope con frijoles refritos y salsa verde. Luego llegó el momento en que se ponen a preparar algo con productos mexicanos pero que luce como canelones, mientras preparan el pollo y muelen los frijoles en la licuadora (mi abuelita se hubiera espantado de ver tal atrocidad, cuando ella les daba su tiempo y los iba apachurrando mientras se iban friendo) unos mariachis se acercan a cantar, la cámara tomas sus caras y lucen tan diferentes de la de los británicos, no por las diferencias evidentes de la raza sino por la calidad de vida, por el trabajo que se debe realizar y por el deseo de agradar al extranjero.
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