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La vida

Estoy sentada, quiero pasar un rato aquí al lado de mi mesita de té que he puesto en la recámara. La lavadora está en los últimos minutos del ciclo y la ducha me espera.

Hoy caminé con una amiga y por primera vez me oí decir algo distinto, creo que ella también se dio cuenta porque sentí esa especie de pausa que sucede cuando te encuentras con algo no esperado. Lo dije en serio pero aún siento esa voz nueva débil. Está débil como un brote hierba, pero ha brotado. La voz ha cambiado de ver al atardecer para mirar al amanecer. Ya me he ocupado muchos años del invierno y ahora quiero pensar la primavera.

Así que tomo mi tiempo y me siento. Dudo qué escribir.

¿Qué tal si nada de lo que he creído hasta ahora es verdad? ¿Qué tal que todo pudiera verlo de otra forma, de una que no sé? ¿Qué tal que el mundo simbólico se resignificara por entero?

La vida. ¿Y si deja de ser un proyecto, un quizá, un luego, algo que perseguir? Entonces la vida es segura, ahora y por derecho.

Nada cambia y sin embargo todo se ve distinto.

Y la lavadora ya acabó, el sol ya se metió y el silencio del domingo empieza a cubrirnos de calma. Todo está bien.

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