Pies al descubierto

Siempre he pensado que no hay nada más cómodo que quitarse los zapatos cuando uno está cansado, cuando hace calor y están hinchados los pies o cuando se usan zapatos-vanidad.

En Estocolmo he podido ver en verano a quienes caminan descalzos por la calle, ahí si no le entro porque debe ser doloroso ir pisando piedrecillas y porque las calles no se me figuran muy limpias (a lo mejor en Chicago si me ando animando). También he visto que se cambian los zapatos de caminar por los de estar sentado en la oficina, esta práctica si me la anoto para copiarla inmediatamente pues me parece de lo más práctico para evitar pies y zapatos destrozados.

Pero lo que me ha tenido mirando hacia abajo es una pequeña obseción que empezó cuando fui reprendida por mi amiga La Güera por sacarme los zapatos en lugares públicos. En México se puede ver por debajo de la mesa a quienes se sacan los zapatos mientras comen (en lugares fufurufos, no crean que hablo del restaurante de la esquina) y en verdad no me parece mal mientras no les huelan los pies porque se nos hecha a perder la comida a todos; ya el tema de si tienen cuidados o no los pies pues ya es su asunto si quieren ir enseñando callosidades, de ahí la buenísima idea de los suecos de usar calcetines con las chanclas. Bueno, el caso es que estando en Londres, una de las ciudades donde se cuida mucho el estilo, sobre todo en el trabajo, me he percatado de varios que se sacan los zapatos debajo de la mesa; ¡ajá! de modo que los londinenses se permiten ciertas libertades (yo sé que ya caí en estar generalizando y que seguro hay muchos que no lo hacen, pero vi varios en un día y tengo fuentes bien informadas que me han asegurado de la existencia de al menos una chica que camina sin zapatos en la oficina).

Así que venía pensando en todo ello cuando de pronto a mitad del autobús (de esos rojitos de doble piso) una mujer que no había conseguido lugar se sacó los tenis (zapatos deportivos, "champions" para mis amigos los uruguayos) con un respiro de alivio. Vaya, si se saca uno los tenis seguramente se tiene un verdadero dolor. Yo por lo pronto me declaro a favor de la comodidad, suficiente trabajo cuesta ya vivir como para encima andar sufriendo por cuidar las formas.

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