Atardece en el Mälaren
Parejas de amigos, de amantes, de madre e hija, de hermanas, salen a platicar sin que los disturbe la falta de luz en medio del campo... Así debió haber sido en México cuando mi papá era joven, cuando se podía ir al parque sin temor, cuando los parques eran visitables, cuando no había que estar volteando a todos lados en busca de sospechosos. ¿Por qué dejamos el disfrute del atardecer y en su lugar nos refugiamos detrás de un televisor? ¿Por qué permitimos que la tranquilidad se perdiera hasta volverse un lujo?
Temas que se discutían en Suecia hace 100 años se siguen discutiendo en México hoy, en cambio la tranquilidad de hace 50 años la hemos perdido y quizá cueste otros 100 volver a recuperarla. En suma vamos atrás por 200 años ¿por qué?
No sé, estoy profundamente triste. Será que seguimos sin esa identidad que Octavio Paz menciona en su Laberinto de la Soledad, o a lo mejor es que imitamos modelos consumistas, o que somos egoístas y nos negamos a que los demás tengan lo que tanto trabajo nos ha costado tener, o que en nuestra supuesta comodidad nos negamos a hacer nada porque las cosas cambien a mejor para todos (no vaya a ser que perdamos nuestro lugar).
Para qué educar a la muchacha de la casa, no sea que se vaya y luego para encontrar otra está difícil. Para qué impulsar la carrera de un subalterno, no vaya a ser mejor y nos quite el puesto. Vivimos en un país donde nos pisamos unos a otros. Qué triste.
Pero, para qué queremos tranquilidad y zonas verdes a donde ir a pasear con algún familiar o amigo si es más bonito ver la telenovela de las siete y luego la de las ocho. Para qué queremos pistas para caminar o andar en bicicleta si podemos salir en coche y es más cómodo (sólo los nacos andan en la ciclopista y además esa es una idea populista). Y además no hay tiempo para ir a caminar si uno sale de casa al trabajo desde las 6:30 para de todas formas llegar tarde y luego hay que quedarse hasta las 8:00 o las 9:00 o más porque lo que hay que entregar es más importante que nuestra vida (al menos así es para el jefe o para la empresa) porque si no trabajas así hay otro atrás de tí esperando y porque ahí están los chinos que son muchos y trabajan literalmente como esclavos y le pegan a los números de la empresa. ¿Alguien ve la salida?
La familia pequeña vive mejor. Hay que pensar en todos como unidad.
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