Entre los grandes
Se me ocurrió que si iba a un lugar donde la gente se dedica a pensar, alguna idea podría caer a mi cabeza y reactivar así mi creatividad (soy optimista y pienso que alguna vez ha estado activa).
Creo que no hay mejor lugar de acceso público que una biblioteca y de todas se me ocurre que donde descansan los manuscritos de Virginia Woolf, Joseph Conrad, Jane Austen, Rudyard Kipling, Oscar Wilde,... o las partituras de Mozart y Beethoven,... o la primera edición de Beowulf, me podría ayudar a mi propósito.
De modo que me lancé a la British Library que se encuentra a unos pasos de la estación del metro King's Cross. Mi intensión era pasar el día en la cafetería leyendo y escribiendo (para entrar a los salones de lectura hay que inscribirse primero), pero tuve una grata sorpresa cuando al llegar me recibió una exposición de los tesoros de la biblioteca y vaya que son unos tesoros. Se me fue el día mirándolos y comparando caligrafías, preguntándome qué le pasaba en la cabeza a Leonardo Da Vinci para anotar todo al revés o viendo sin poder entender nada de la mismísima Carta Magna.
Cuando llegué a la sección de partituras, bueno, no me imaginaba que pudieran lucir tan diferentes las notas cuando las pinta Mozart que si las pinta Beethoven. Más adelantito me hayé la sección dedicada a los Beatles y muestran los manuscritos de la letra de algunas canciones y no pude evitar comparar a Paul McCartney con John Lennon en cuanto a sus formas de escribir las letras de las canciones; "Yesterday" por ejemplo, está escrita en un folio amplio con letra que parece que la están estirando, "Michelle" está arrejuntada en el reverso de una tarjeta de cumpleaños del hijo de John.
Me hubiera gustado seguir un poco más comparando los textos en papiro de la biblia o contemplando el Beowulf o el único manuscrito de Shakespeare pero mi garganta se cerró y empecé a sentir los síntomas de un eminente resfrío. No tuve alternativa y me dirigí a la cafetería por un par de capuccinos para entrar en calor.
Creo que no hay mejor lugar de acceso público que una biblioteca y de todas se me ocurre que donde descansan los manuscritos de Virginia Woolf, Joseph Conrad, Jane Austen, Rudyard Kipling, Oscar Wilde,... o las partituras de Mozart y Beethoven,... o la primera edición de Beowulf, me podría ayudar a mi propósito.
De modo que me lancé a la British Library que se encuentra a unos pasos de la estación del metro King's Cross. Mi intensión era pasar el día en la cafetería leyendo y escribiendo (para entrar a los salones de lectura hay que inscribirse primero), pero tuve una grata sorpresa cuando al llegar me recibió una exposición de los tesoros de la biblioteca y vaya que son unos tesoros. Se me fue el día mirándolos y comparando caligrafías, preguntándome qué le pasaba en la cabeza a Leonardo Da Vinci para anotar todo al revés o viendo sin poder entender nada de la mismísima Carta Magna.
Cuando llegué a la sección de partituras, bueno, no me imaginaba que pudieran lucir tan diferentes las notas cuando las pinta Mozart que si las pinta Beethoven. Más adelantito me hayé la sección dedicada a los Beatles y muestran los manuscritos de la letra de algunas canciones y no pude evitar comparar a Paul McCartney con John Lennon en cuanto a sus formas de escribir las letras de las canciones; "Yesterday" por ejemplo, está escrita en un folio amplio con letra que parece que la están estirando, "Michelle" está arrejuntada en el reverso de una tarjeta de cumpleaños del hijo de John.
Me hubiera gustado seguir un poco más comparando los textos en papiro de la biblia o contemplando el Beowulf o el único manuscrito de Shakespeare pero mi garganta se cerró y empecé a sentir los síntomas de un eminente resfrío. No tuve alternativa y me dirigí a la cafetería por un par de capuccinos para entrar en calor.
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