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Proyecto: festividades

He pasado de largo las festividades de fin de año en varias ocasiones. Cada año me he estado diciendo que ahora sí haré algo, pero hasta ahora había estado fallando. La falla estaba en que, aunque era algo que deseaba, mi mente hacía a un lado todo deseo con la aplastante conclusión de que no tenía ningún sentido. La lucha deseo vs. razón se activa desde el 14 de febrereo. "Qué ridiculez", dice mi cabeza; "Es puro consumismo", justifica mi mente; "¿Qué sentido tiene? uno debería demostrar el amor y la amistad todos los días", enfatiza la enfermiza razón. Y lo mismo pasa con mi cumpleaños, con el día de la madre, las fiestas patrias, día de muertos, navidad y fin de año. En realidad no hay diferencia entre un día cualquiera y los días de las festividades. En realidad todos son días de los que se cuelga el marketing para fomentar el consumo. Sí, ajá. Por otro lado, ¿quién quiere vivir una vida plana e indiferenciada, desprovista de todo decorado? ¿La product
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Domingo

Con todo el domingo por delante, estoy en mi cama con frío, flojera y cansancio.  Había planeado ir a caminar o correr, había planeado ir a cortarme el cabello (parece que la estética no está abierta, no contestan).  Me había sentado en mi escritorio, mis párpados me pesaban. Leí un poco pensando que me quedaría dormida. No fue así. Se me ocurrió algo y en lo que fui al baño se me olvido. Iba a escribir sobre algo.  Anoche soñé algo que me llamó la atención, en la madrugada me pregunté si tenía algún significado simbólico. Horas más tarde, al despertar de nuevo, ya no pude recordar de qué iba la cosa. Se me ha antojado comer pizza. No sé si lo haré. Una parte de mí dice que debería ir a correr si quiero comer pizza. Aún puedo ir a correr al bosque. Estoy juntando ánimo. Si fuera a correr se me quitaría el frío y la flojera. Mañana no está abierto el bosque, así que ir hoy sería una buena idea (me estoy convenciendo). Ayer corté las hojas de las cúrcumas que tengo plantadas entre las la

Escribir sí, meditar ya no

Voy despertando (casi). Intenté meditar porque llevo días sin hacerlo (no lo he hecho porque me ha resultado frustrante), la idea era mantener a raya el bombardeo mental, mantenerme simple observadora de las mil y una cosas que se le ocurren a mi cabeza. Lo intenté tres, cuatro veces; me dormí unas, me mal viajé otras. Me empecé a sentir mal cuando había amanecido casi que bien. Miré mi celular, se llena muy rápido de circulitos rojos. El vecino le grita a su perro, de un animal ladrando pasamos a dos. Me he acordado que en Instagram he publicado algunas preguntas evitando el género, en lugar de la "o" o la "a" he usado una "x" como vi que hacían en fichas de descripciones en museos y en algunos programas de la Facultad de Filosofía. Me molesta haberlo hecho. Estuve tentada a explicarme sobre esa "x". Tengo débiles opiniones tanto a favor como en contra. Lo importante es que me molesta, así que no lo haré más. Recuerdo algo que leí sobre el ego.

Arte (¿?)

Estoy tratando de limpiar mi bandeja de entrada de correos electrónicos que he dejado sin leer porque requieren tiempo. Se trata de mensajes a los que me he suscrito sobre filosofía y arte, porque me gusta la filosofía, el arte, el arte en la filosofía y ya no tanto la filosofía del arte. En uno de esos correos me empecé a sentir mal, se despertó en mí esa sensación de que algo está mal, de que hay algo desagradable, vaya pues, que mi cuerpo por dentro comenzó a encogerse y me dieron unas ganas enormes de salir a caminar como quien huye de una labor pendiente no grata. ¿No se suponía que estaba leyendo sobre las cosas que me gustan? Mi ser es selectivo, mi cabeza no tanto. Me gusta la filosofía y quiero meterme reflexiones filosóficas nada más porque son filosóficas y porque estaría muy bien estar informada. Pero mi ser ser revuelve queriendo sacudirse la incomodidad. Debía saber mejor… sobre mí. El arte va por lo mismo, las instalaciones, las presentaciones burdas y contestatarias me

Sentimiento de la existencia

Como había dicho en el post anterior, estoy leyendo por segunda vez el texto de Pierre Hadot: No te olvides de vivir, Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. Las primeras páginas me han traído gozo, no tanto como la primera vez, supongo que se necesita cierto cúmulo de experiencias para disfrutar más este tipo de lectura (estuve tentada a escribir que se requiere de cierta edad, pero no quiero ser prejuiciosa y asumir que la acumulación de años conlleva a cierta madurez). Lo que les quiero compartir hoy es mi experiencia de lo que Pierre Hadot, desde Rousseau, describe como "sentimiento de la existencia". Este sentimiento lo he experimentado claramente dos veces y es, como quien dice, la "onda". Rousseau dice que se trata de "un sentimiento precioso de contento y de paz, que bastaría, él solo, para volver esta existencia cara y dulce". Sigue Hadot: "Este sentimiento no es accesible a todo el mundo ni en cualquier momento". Yo podría

I'll be back

Pensé que tenía mucho más tiempo de no venir a escribir en mi blog. Estuve por aquí en abril, no hace mucho. El motivo de mi vuelta se debe a una necesidad de pasar lista y de disculparme por no escribir más seguido. Tengo una razón: el pesimismo me invade (ya lo advertía en abril). Ante la contingencia interna, la urgencia de encontrar un texto que me despegara los ojos del turbado horizonte me llevó (hace apenas unas horas) a retomar el No te olvides de vivir que Pierre Hadot escribió alrededor de los 80 años, cuando estaba obsesionado con el Memento mori . Me siento envejecer y es duro. Volveré cuando la luz me acaricie el alma.

Filosofía de vida propia

Los eventos recientes han agudizado las preguntas existenciales, esas por el sentido de la vida, por la naturaleza humana, por el destino inevitable de lo vivo. Miro al mundo, se acentúa mi agobio (¿a dónde vamos a parar?). Sin duda tengo un sesgo pesimista. Además de las preguntas sociales y filosóficas, se me han abierto otras quizá más importantes en lo personal. Son las preguntas por cómo quiero vivir mi vida, por cómo quiero andar el camino hacia la muerte, es decir, cuál es mi filosofía de vida. No se trata de lo que dicen los demás, lo que señalan las tendencias de cualquier tipo, de lo que se lee en los libros (igualmente de cualquier tipo); se trata de cómo veo la vida yo, cuáles son verdaderamente mis gustos, qué me hace feliz, en qué creo, qué es para mí el cuidado de mí misma, desde qué base tomo las decisiones en torno a mi vida (mis expectativas, mis deseos, mi dirección, mi salud,…). Hay mucho por pensar. Lo más complicado es asumir mi punto de vista y respetarlo porque