(Re) Encuentro con la feminidad


¿Encuentro o reencuentro?

Mis problemas con lo femenino, ahora comprendo, nunca tuvieron que ver con mi experiencia interior, aunque tal experiencia se fue nublando debido a lo que escuchaba… esto se me antoja largo y complejo porque nunca antes lo había formulado en mi cabeza.

Empecemos por decir algo sobre lo que me ha traído la menopausia. Bien se sabe que el cuerpo de todos va cambiando con el tiempo, sin embargo el cambio hormonal está en otro nivel (afortunadamente no todas las mujeres lo experimentan con la intensidad con la que yo lo he sentido, según mis pláticas con mis coetánea; aunque esto lo tengo en duda porque incluso en estos tiempos las mujeres, en su generalidad, se niegan a hablar de ello —no las culpo). La menopausia me ha despertado la conciencia de mi fragilidad. El cuerpo duele, el cambio sistémico que compromete distintos ámbitos corporales vuelve loca a la mente que ya no puede explicar lo que está ocurriendo. Es un largo proceso de reconocimiento de una "casa" que ya no es la de antes.

La fragilidad en la que ahora habito, me ha hecho considerar mi ser femenino como incuestionable. Mirando hacia el pasado, puedo ver mi feminidad expresándose en las curvas de mi cuerpo, en mis gustos, en mi manera de soñar y ver el mundo. Ahora además la veo en la sutileza que comienza a tomarme, en el desistimiento de la voluntad que a reniegas da paso a la aceptación, al abrazo de lo que es.

Lo que es no se trata de las formas del hombre (sus ideas, sus estructuras, su narrativa con la que ha construido el mundo) sino del cambio orgánico, natural, del cuerpo. Aún me debato entre lo aprendido y lo que me están enseñando mis cambios.

Lo femenino recibe, aprende. Lo masculino impone, conquista.

Hace unos días escuché una plática de un psicólogo-astrólogo, tocaba el terreno simbólico de la muerte y del duelo. La menopausia me ha puesto en ese inter en el que los rituales del duelo cobran sentido. Ya no soy ese cóctel hormonal-químico, ya no volveré a ese estado en el que me viví por décadas, ya no soy esa. El cuerpo entinta las formas en las que se percibe el mundo, el cuerpo cambia el ánimo, el tono. Necesito despedirme de ese ayer que ya no volverá y abrazar esto nuevo que aún no sé bien qué es. 

Abrazar, aceptar, son cualidades de lo femenino. 

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