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Pretender hasta creerlo

Fake it 'till you make it.

Hay quien piensa que esta estrategia está bien, hay quien piensa que está mal. Así con todo en la vida. Pero, ¿qué pienso yo? (¿qué piensas tú?).

Es cierto que pretender algo que uno cree que no es es una forma de ilusión o de mentirse. ¿Pero qué pasa si más bien lo que crees es la mentira? La verdad y la mentira se intercambian con el tiempo, con las circunstancias, lo que era verdadero ayer, hoy puede ser mentira, lo que viste como cierto tantas veces, hoy puedes creer que sigue siendo cierto aunque en verdad ya ni mires con atención para ver si sigue siendo así en verdad.

Nos acostumbramos a ver el mundo de cierta manera y nos comportamos en el mundo de acuerdo a esa antigua visión aunque la evidencia demuestre que nada es eterno. Nada. La reflexión de Buda respecto de la existencia es muy simple, tan simple que en el momento que la lees no encuentras nada "valioso" en ella porque generalmente pensamos que lo complicado es lo más valioso y lo más cierto. Ahora me pregunto, ¿porqué si es tan simple y evidente lo que dice Buda, por ejemplo, de la transitoriedad, vivimos como si no fuera así, porqué negamos la naturaleza transitoria?

El tiempo pasa por nuestro cuerpo, mira una foto y ve la realidad: has cambiado. Trata de sacarte una foto igual, que todo sea igual. Es imposible. Sin embargo sigues conservando las mismas ideas, es más, no sólo las conservas, las cultivas y cuidas que estén vigentes siempre: soy así, soy asá, la vida es así, la vida es asá,… nunca cambiaré, mi vida siempre será igual, este es mi destino. Nuestros pensamientos se repiten una y otra vez, muchas de las veces ni cuenta nos damos hasta que el cuerpo grita auxilio ante nuestro sometimiento a lo mismo.

Decimos que pensamos, pero yo creo que más bien parecemos disco rayado. Una y otra vez repetimos la misma cantaleta y al hacerlo nos negamos a reconocernos como lo que en realidad somos. Tip: no somos la cantaleta, no estamos destinados de una vez y para siempre.

Llevo un rato largo que me he dado cuenta que éste es mi caso: vivo en la cantaleta. Ya me cansé. Pero mi mente está acostumbrada a repetir la misma historia, todos los días, a la menor distracción. Puedo estar leyendo y al mismo tiempo repetir la cantaleta como música de terror de fondo. Necesito no sólo enfocarme en lo que hago sino mirar todo el tiempo lo que hago y lo que pienso para cachar cuando repito el disco. Es difícil hacer esto porque no puede ser automatizado, obviamente. Toda automatización es repetir un disco, es dejar de pensar, es dejar de existir efectivamente dentro de ti.

Entonces, ¿pretender o no pretender?

Si invariablemente automatizamos, prefiero grabar un disco con canciones hermosas y repetirlas hasta que la música de terror se pierda en el olvido eterno.

Las cosas pasan y dejan sus semillas, es decir, su recuerdo. La memoria es un campo de cultivo en el que sólo crece lo que se riega, es decir, lo que se recuerda repetidamente. Tú decides si riegas semillas de felicidad o de terror (angustia, tristeza, desesperación, enojo, envidia, abandono, etc.). No niego las cosas que han pasado y me han molestado, lo que niego es seguirlas regando y hacer de ellas el destino de mi vida. A veces me duermo, muy seguido más bien, y en la costumbre riego de nuevo las semillas de terror, mis semillas de felicidad están secas pero tengo semillas de felicidad, así que pretenderé que han desaparecido las semillas de terror y regaré las de la felicidad sí o sí, las regaré siempre y mantendré mi memoria poblada de flores. Lo intentaré una y otra vez hasta que se me haga costumbre regar la felicidad que me ha sido dada.

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