Mírame

"¡Mírame!" es el clamor de quien se siente sólo, muy solo, tan sólo que no sabe quién es porque ni siquiera ha aprendido a mirarse a sí mismo.

"Mírame" pide el alma y el yo va corriendo a gritarlo a los cuatro vientos. Entre más grita el yo, menos lo ven. Y cuando dejas que el yo se rinda y pare de pedir lo que él mismo no se puede dar, cuando te das cuenta de cuánto has hecho para que te volteen a ver y paras, recuperas energía y te das cuenta de ti como alguien que está aquí y que no le ha sido concedida la inmortalidad, de modo que dejas de ignorarte, te sientas a escucharte y comienzas a mirarte.

Nada ha pasado, las circunstancias siguen siendo prácticamente las mismas, pero la cotidianidad adquiere un sabor extra-especial y todo tiene un sentido especial simplemente porque está ahí y tu estás siendo testigo de como te llena ese estar del viento, del frío, del verde de la planta de la terraza, de la música que se esparce en todo lo que ves y vuelve cargada de sentido para ti. Este sentido no es algo que puedas decir exactamente qué es porque no tiene una historia detrás de sí sino que hace historia cuando llega a ti.

Nada ha pasado y sin embargo todo ha cambiado, no te sientes sólo: alguien que te conoce muy bien se ha vuelto hacia ti y te mira con amor.

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