La forma correcta de beber un capuchino

Un capuchino, cuando se bebe en el lugar correcto, está rodeado de madera, piel, lámparas, tapetes y libros.
Un capuchino, cuando se bebe en el tiempo correcto, está acompañado de lluvia, neblina y cierta oscuridad (aunque sea del alma).
El capuchino es una forma de decirle al café que se le quiere lo suficiente para cobijarlo de espuma de leche; es una forma de decorar las tazas de porcelana que uno ha ido trayendo de los recorridos de la vida y es una forma de preludio al encuentro de uno con uno mismo.
Al capuchino, cuando se le bebe, se le bebe despacio primero y luego con la prisa que reclame la vida. Y al final, ante la espuma que se niega a abandonar la taza uno, en completa entrega, mete el dedo a la taza, lo pasea entre las paredes y ya con la espuma rebosando en el índice, uno se lleva el dedo a la boca con los ojos cerrados y cierra así, en tierno beso, uno de los muchos mejores momentos de su vida.
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