La vida, o sea la existencia, tiene muchas sorpresas para ti. Es tan linda que siempre hace lo posible por mantenerte en la sorpresa, por más que quieras saberlo todo y dominarlo todo.
Es imposible tener un conocimiento exhaustivo aún con mil computadores detrás almacenándolo y analizándolo todo. La vida se las ingenia mejor.
Si crees que un rato de terapia es suficiente para dominar tus expresiones emotivas y estar cool todos los días que te restan de vida, si crees que una ida a un ashram de un lugar muy muy lejano te va a dar toda la sabiduría y paz que requieres para navegar en la ya muy choteada "matrix", si crees que tomar un curso, enrolarte en un diplomado u optar por un doctorado en historia, economía, psicología o incluso filosofía te va a dar todas las herramientas que necesitas para salir triunfante en este mundo…¡Ja!, amigo, ¡ja! Estás muy lejos de la verdad.
La existencia humana es la existencia de una gota de agua. Para que se vea a sí misma, la gota tiene que estar fuera del mar. La existencia humana, como la conocemos, sería imposible estando "dentro del mar". Sabernos a nosotros mismos, experimentarnos a nosotros mismos, es el más grande don y la fuente del más grande dolor. La diferencia es la lucha.
Pero saber esto no aminora el dolor. El dolor está ahí para que crezcas en él. Pero no todos podemos soportarlo y muchas veces, las más, si podemos, lo evadimos. Lo evadimos con todo lo que podemos, visualizaciones, drogas, diversión, aturdimiento, conocimiento, terapias. ¿Qué estamos evadiendo exactamente? Nuestra capacidad de ver la diferencia, de vernos fuera del todo. Curiosamente, toda evasión incrementa la separación. El más grande aturdimiento, es la más grande separación.
Hace tiempo leí una novela de Sándor Márai, El último encuentro, la he leído varias veces y todavía la traigo atorada. Es una novela que presenta un conflicto sin solución. El conflicto aquí es un cuestionamiento ético: ¿qué es la amistad? ¿por qué se da y por qué se retira?
Para que se dé una relación, la que sea y del tipo que sea, tiene que haber separación. No se puede unir lo que no está separado. Toda relación genera tensión porque para que se mantenga la relación, los polos tienen que estar diferenciándose constantemente. ¿Qué es la amistad? ¿Se puede mantener lo que se comparte? ¿Pueden los polos permanecer ellos mismos sin cambio? Para que una relación entre polos cambiantes se mantenga, implica que un vaivén armónico entre las fuerzas en tensión. El vaivén implica el cese de lucha de un lado para darle cabida al otro e implica que el otro cesará la tensión en su momento. Ser y dejar ser, mantener el interés.
Regreso a Sándor Márai. Él plantea una amistad profunda y luego los intereses de uno golpean profundamente al otro. ¿Hasta dónde uno rehusa su inclinación por no dañar a otro? Pero creo que eso no es el cuestionamiento más fuerte. No. ¿Qué pasa con aquel que da su amistad y es traicionado? ¿Qué hace él con su amistad? Esto es muy profundo porque se cuestiona qué tan condicionada está la amistad que ha otorgado. Si se quiere evadir el dolor, se corta la relación, se busca otra relación que la sustituya, se le hecha la culpa al otro de todo y, entonces, ¿qué clase de amistad se estaba brindando?
La existencia tiene muchas sorpresas para ti, tantas como relaciones tengas, incluso con la taza del café que un día se cae al piso y quebrándose te deja solo. Vivimos relacionándonos. Necesitamos la tensión. ¿Cómo se le hace con la tensión? Esto es como preguntar; ¿cómo se le hace con la existencia? No hay respuestas, y no quieres las respuestas porque sería como vivir una vida mecánica, artificial.
La vida duele, no deja de doler, Lastimamos y nos lastiman. Pero en medio de esto hay mucho qué agradecer.
¿Cómo no tener experiencias? Creo que con esta pregunta ya vamos viendo qué es el mar.
Es imposible tener un conocimiento exhaustivo aún con mil computadores detrás almacenándolo y analizándolo todo. La vida se las ingenia mejor.
Si crees que un rato de terapia es suficiente para dominar tus expresiones emotivas y estar cool todos los días que te restan de vida, si crees que una ida a un ashram de un lugar muy muy lejano te va a dar toda la sabiduría y paz que requieres para navegar en la ya muy choteada "matrix", si crees que tomar un curso, enrolarte en un diplomado u optar por un doctorado en historia, economía, psicología o incluso filosofía te va a dar todas las herramientas que necesitas para salir triunfante en este mundo…¡Ja!, amigo, ¡ja! Estás muy lejos de la verdad.
«¿Cómo prevenir que una gota de agua se evapore?
Lanzándola al mar»
La existencia humana es la existencia de una gota de agua. Para que se vea a sí misma, la gota tiene que estar fuera del mar. La existencia humana, como la conocemos, sería imposible estando "dentro del mar". Sabernos a nosotros mismos, experimentarnos a nosotros mismos, es el más grande don y la fuente del más grande dolor. La diferencia es la lucha.
Pero saber esto no aminora el dolor. El dolor está ahí para que crezcas en él. Pero no todos podemos soportarlo y muchas veces, las más, si podemos, lo evadimos. Lo evadimos con todo lo que podemos, visualizaciones, drogas, diversión, aturdimiento, conocimiento, terapias. ¿Qué estamos evadiendo exactamente? Nuestra capacidad de ver la diferencia, de vernos fuera del todo. Curiosamente, toda evasión incrementa la separación. El más grande aturdimiento, es la más grande separación.
Hace tiempo leí una novela de Sándor Márai, El último encuentro, la he leído varias veces y todavía la traigo atorada. Es una novela que presenta un conflicto sin solución. El conflicto aquí es un cuestionamiento ético: ¿qué es la amistad? ¿por qué se da y por qué se retira?
Para que se dé una relación, la que sea y del tipo que sea, tiene que haber separación. No se puede unir lo que no está separado. Toda relación genera tensión porque para que se mantenga la relación, los polos tienen que estar diferenciándose constantemente. ¿Qué es la amistad? ¿Se puede mantener lo que se comparte? ¿Pueden los polos permanecer ellos mismos sin cambio? Para que una relación entre polos cambiantes se mantenga, implica que un vaivén armónico entre las fuerzas en tensión. El vaivén implica el cese de lucha de un lado para darle cabida al otro e implica que el otro cesará la tensión en su momento. Ser y dejar ser, mantener el interés.
Regreso a Sándor Márai. Él plantea una amistad profunda y luego los intereses de uno golpean profundamente al otro. ¿Hasta dónde uno rehusa su inclinación por no dañar a otro? Pero creo que eso no es el cuestionamiento más fuerte. No. ¿Qué pasa con aquel que da su amistad y es traicionado? ¿Qué hace él con su amistad? Esto es muy profundo porque se cuestiona qué tan condicionada está la amistad que ha otorgado. Si se quiere evadir el dolor, se corta la relación, se busca otra relación que la sustituya, se le hecha la culpa al otro de todo y, entonces, ¿qué clase de amistad se estaba brindando?
La existencia tiene muchas sorpresas para ti, tantas como relaciones tengas, incluso con la taza del café que un día se cae al piso y quebrándose te deja solo. Vivimos relacionándonos. Necesitamos la tensión. ¿Cómo se le hace con la tensión? Esto es como preguntar; ¿cómo se le hace con la existencia? No hay respuestas, y no quieres las respuestas porque sería como vivir una vida mecánica, artificial.
La vida duele, no deja de doler, Lastimamos y nos lastiman. Pero en medio de esto hay mucho qué agradecer.
¿Cómo no tener experiencias? Creo que con esta pregunta ya vamos viendo qué es el mar.
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