Bueno, el título suena a algo difícil pero fue la única manera que encontré de introducir lo que he visto últimamente.
Empecemos por "pensamiento", que ya de por sí es difícil. El pensamiento es un ejercicio mental que involucra todo lo que somos, es decir, el pensar no se trata puramente de una actividad cerebral como si el cerebro estuviera en una cubeta y no requiriese mas que así mismo para efectuar tal actividad. El pensar es una actividad compleja, involucra la historia del individuo que piensa, su contexto y sus intensiones (que también son producto del pensar).
El pensar utiliza la razón, es decir, se vale de una estructura lógica que sigue ciertas pautas que llamamos leyes lógicas, pero usar solamente la razón es quedarse en un nivel especulativo que pronto se resquebrajaría pues la razón necesita de experiencia para sustentarse y seguir avanzando, es decir, seguir construyendo conceptos con los cuales fundamentar otros conceptos. Esto es el edificio conceptual que es riguroso solamente cuando cada concepto se ha puesto a prueba con lo que ya se conoce y con lo que se experimenta, además de que queda estructuralmente firme en la lógica. El edificio conceptual es producto de una comunidad que crea en función a pensamientos dialogados.
Pensar es, entonces, razonar y experiencia tanto pasada (bases que motivan el pensar) como futura (prueba empírica de lo razonado). La experiencia incluye la experiencia de uno mismo y el modo de encontrarse afectivamente cuando se está pensando, de modo que el pensar se retroalimenta consigo mismo mediante los resultados lógicos producidos como los estados anímicos en los que desemboca el pensamiento. Pensar es una actividad dinámica autorreferida.
Todo pensamiento se encuentra afectado por creencias, decires, lecturas, tradiciones, afiliaciones y oposiciones. El pensamiento sustenta sus bases o las pone en cuestión. El ejercicio académico busca entender muy bien sus bases antes de ponerlas en cuestión. En cambio, el ejercicio libre y carente de rigor avanza postulados sin probar las bases en las que se sustenta, la ventaja de este tipo de pensamiento es que su flexibilidad permite poner en cuestión un paradigma de manera rápida y exponiendo en ello las necesidades y conflictos de los que ya se tiene experiencia: el edificio actual no responde a las necesidades de un individuo o grupo de individuos.
Y todo está muy bien hasta que se da por conspiración el edificio desde el que se está cuestionando el edificio mismo. Todo va bien hasta que se cree entender algo que en realidad es un mezcla de malos entendidos y carencia de tesón para indagar en lo que se cuestiona. La cosa se complica cuando se usan los mismos términos para nombrar cosas distintas y todo se vuelve una desinformación y, por tanto, es susceptible de fanatismos.
¿Por qué digo esto? Es obvio que estos tiempos históricos claman por ahondar sobre la consciencia. Hasta ahora, la ciencia convencional (¡como si hubiera otra ciencia!) habla de la consciencia como un simple percatarse y muchas veces, incluso en filosofía, se la toma como el ejercicio eminentemente subjetivista de la razón y nada más. La consciencia es un tema muy complicado del que se ha abusado. Se habla por ahí de elevar la conciencia, del cambio de conciencia e incluso se la califica en dimensiones; hay quien habla del cambio de conciencia del planeta Tierra. Y todos parecen entender muy bien lo que dicen pero a mí me dejan perpleja. Los que proponen nuevas formas de pensar hablan de cambios de paradigma sin entender bien a bien lo que es un paradigma.
Cuando la ciencia empieza a separarse de buscar correlatos neuronales, los de las "nuevas ideas" basan sus especulaciones en localizaciones físicas. Tenemos un problema, es decir, tenemos algo que requiere un pensar profundo serio y a la vez arriesgado.
Se me figura este nuevo entendimiento de la consciencia similar al nulo entendimiento que hace años se tenía sobre los virus informáticos y cómo había gente que temía por la salud de sus hijos que usaban computadoras. El problema es que hay una explicación nula y una falta de interés igualmente nula en investigar lo que se dice. Los académicos escriben para ellos mismos, los que escriben de manera más accesible buscan impacto y ganar dinero (ahí tenemos como prueba la "partícula de Dios"), los que buscan señalar los conflictos carecen de toda la formación académica o del respaldo de académicos, los que leen sólo buscan entretenimiento.
Por cierto, PARADIGMA: marco de referencia mediante el cual se interpreta la evidencia. ¿Con qué construimos el marco de referencia con el que buscamos una nueva interpretación? Ese es el problema.
Empecemos por "pensamiento", que ya de por sí es difícil. El pensamiento es un ejercicio mental que involucra todo lo que somos, es decir, el pensar no se trata puramente de una actividad cerebral como si el cerebro estuviera en una cubeta y no requiriese mas que así mismo para efectuar tal actividad. El pensar es una actividad compleja, involucra la historia del individuo que piensa, su contexto y sus intensiones (que también son producto del pensar).
El pensar utiliza la razón, es decir, se vale de una estructura lógica que sigue ciertas pautas que llamamos leyes lógicas, pero usar solamente la razón es quedarse en un nivel especulativo que pronto se resquebrajaría pues la razón necesita de experiencia para sustentarse y seguir avanzando, es decir, seguir construyendo conceptos con los cuales fundamentar otros conceptos. Esto es el edificio conceptual que es riguroso solamente cuando cada concepto se ha puesto a prueba con lo que ya se conoce y con lo que se experimenta, además de que queda estructuralmente firme en la lógica. El edificio conceptual es producto de una comunidad que crea en función a pensamientos dialogados.
Pensar es, entonces, razonar y experiencia tanto pasada (bases que motivan el pensar) como futura (prueba empírica de lo razonado). La experiencia incluye la experiencia de uno mismo y el modo de encontrarse afectivamente cuando se está pensando, de modo que el pensar se retroalimenta consigo mismo mediante los resultados lógicos producidos como los estados anímicos en los que desemboca el pensamiento. Pensar es una actividad dinámica autorreferida.
Todo pensamiento se encuentra afectado por creencias, decires, lecturas, tradiciones, afiliaciones y oposiciones. El pensamiento sustenta sus bases o las pone en cuestión. El ejercicio académico busca entender muy bien sus bases antes de ponerlas en cuestión. En cambio, el ejercicio libre y carente de rigor avanza postulados sin probar las bases en las que se sustenta, la ventaja de este tipo de pensamiento es que su flexibilidad permite poner en cuestión un paradigma de manera rápida y exponiendo en ello las necesidades y conflictos de los que ya se tiene experiencia: el edificio actual no responde a las necesidades de un individuo o grupo de individuos.
Y todo está muy bien hasta que se da por conspiración el edificio desde el que se está cuestionando el edificio mismo. Todo va bien hasta que se cree entender algo que en realidad es un mezcla de malos entendidos y carencia de tesón para indagar en lo que se cuestiona. La cosa se complica cuando se usan los mismos términos para nombrar cosas distintas y todo se vuelve una desinformación y, por tanto, es susceptible de fanatismos.
¿Por qué digo esto? Es obvio que estos tiempos históricos claman por ahondar sobre la consciencia. Hasta ahora, la ciencia convencional (¡como si hubiera otra ciencia!) habla de la consciencia como un simple percatarse y muchas veces, incluso en filosofía, se la toma como el ejercicio eminentemente subjetivista de la razón y nada más. La consciencia es un tema muy complicado del que se ha abusado. Se habla por ahí de elevar la conciencia, del cambio de conciencia e incluso se la califica en dimensiones; hay quien habla del cambio de conciencia del planeta Tierra. Y todos parecen entender muy bien lo que dicen pero a mí me dejan perpleja. Los que proponen nuevas formas de pensar hablan de cambios de paradigma sin entender bien a bien lo que es un paradigma.
Cuando la ciencia empieza a separarse de buscar correlatos neuronales, los de las "nuevas ideas" basan sus especulaciones en localizaciones físicas. Tenemos un problema, es decir, tenemos algo que requiere un pensar profundo serio y a la vez arriesgado.
Se me figura este nuevo entendimiento de la consciencia similar al nulo entendimiento que hace años se tenía sobre los virus informáticos y cómo había gente que temía por la salud de sus hijos que usaban computadoras. El problema es que hay una explicación nula y una falta de interés igualmente nula en investigar lo que se dice. Los académicos escriben para ellos mismos, los que escriben de manera más accesible buscan impacto y ganar dinero (ahí tenemos como prueba la "partícula de Dios"), los que buscan señalar los conflictos carecen de toda la formación académica o del respaldo de académicos, los que leen sólo buscan entretenimiento.
Por cierto, PARADIGMA: marco de referencia mediante el cual se interpreta la evidencia. ¿Con qué construimos el marco de referencia con el que buscamos una nueva interpretación? Ese es el problema.
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