Ir al contenido principal

Hace calor

Según un ejecutivo de banco, parece que llegué en la semana ideal (la primera impresión es importante, me dijo). A ver, voy a checar esto de la temperatura, el termómetro marca 12 grados centígrados y la verdad es que se siente como 20, a menos que se ponga uno donde sopla el viento pues ahí si se le congela a uno la sonrisa, como en Kista.

Ya he hecho varias compritas de super, cada día hay que ir para abastecerse. Comprar todo de un jalón como que no es recomendable, primero por la fecha de caducidad de la comida y luego por que cobran las bolsas y pues también hay que cargarlas. Ya conozco dos tiendas: ICA y Coop, creo que me gustó más Coop. Lo que todavía no encuentro es jocoque y eso que hay una comunidad importante de árabes, según me dijo un pajarito.

Que hablando de pajaritos, hay muchas gaviotas volando por la calle, unas tienen la cara negra y todo lo demás blanco, temerarias bajan cuando no vienen autos para casi rozar el piso. Se oyen hacer ese ruido que antes sólo relacionaba con la playas de bikini. El sol pega en la cara, el viento sopla, la piel se seca y mis perros andan conmigo.

Justo ayer me fui caminando a Gamla Stan, que es el barrio viejo (hermosísimo), con mi Meg. Nos sentamos un rato al borde de la isla viendo el mar y luego fuimos por un helado que se me derretía entre las manos pues mi lengua no fue lo suficientemente veloz. Y como ya estaba muy cansada (anoto que por la mañana corrí con Mac) pues nos trepamos al metro para caminar menos. Luego del trauma de la escalera eléctrica, que me recordó cuando de nenita me daba el pavor que me lanzaran las escaleras al llegar a la base, llegamos triunfantes. Tan pronto entramos al depto. Meg corrió a tomar agua y yo a prepararme la comida.

Caímos como quien hubiera realizado una gran faena y luego de unas horas consideré necesario aspirar nuevamente el piso que Mac se encarga de tapizar de pelos.

Creo que ya me estoy dando chance de ser feliz. Se va sintiendo el calor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

Todo va a estar bien, o no: el absurdo de la existencia humana

Llevo varios meses leyendo de a poquito "Vivir la lucidez" de Albert Camus. Para beneplácito o agobio de los que me siguen el Facebook, he estado compartiendo algunas citas, muchas de las cuales tiene que ver con lo que me ocupa en ese momento. Coincidencia o no, así ha sucedido. Hoy, al despertar, me encontré con varias citas de Emil Cioran que, al igual que Camus, trabaja el absurdo. No había leído nada de Cioran antes porque tiende a ser muy depresivo. Pero estos tiempos mi ánimo ha decaído algo y las preguntas por el sentido de la vida han vuelto a emerger, así que no es de extrañar —al menos para mí— que se hayan conjuntado Camus, Cioran y una película de Win Wenders ( Every Thing Will Be Fine , 2015). De modo que aquí estoy con un algo entre la boca del estómago y el centro del pecho (¿tiene nombre ese lugar?), tratando de poner orden a esto y dejarles algo para su propia reflexión, si tienen el ánimo para seguir leyendo. Me preguntaba hace unos días sobre el sentido de