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Todo va a estar bien, o no: el absurdo de la existencia humana


Llevo varios meses leyendo de a poquito "Vivir la lucidez" de Albert Camus. Para beneplácito o agobio de los que me siguen el Facebook, he estado compartiendo algunas citas, muchas de las cuales tiene que ver con lo que me ocupa en ese momento. Coincidencia o no, así ha sucedido.

Hoy, al despertar, me encontré con varias citas de Emil Cioran que, al igual que Camus, trabaja el absurdo. No había leído nada de Cioran antes porque tiende a ser muy depresivo. Pero estos tiempos mi ánimo ha decaído algo y las preguntas por el sentido de la vida han vuelto a emerger, así que no es de extrañar —al menos para mí— que se hayan conjuntado Camus, Cioran y una película de Win Wenders (Every Thing Will Be Fine, 2015).

De modo que aquí estoy con un algo entre la boca del estómago y el centro del pecho (¿tiene nombre ese lugar?), tratando de poner orden a esto y dejarles algo para su propia reflexión, si tienen el ánimo para seguir leyendo.

Me preguntaba hace unos días sobre el sentido de la vida humana, no de la vida en general, específicamente la de los humanos que primeramente tienen una subjetividad, luego, que pueden reflexionar sobre sus experiencias y que, además, modulan su actuar sobre su mundo de acuerdo a esas reflexiones. Estoy hablando del ser consciente de lo que percibimos, ya sean sensaciones, emociones, pensamientos, sentimientos.

Antes de seguir, ¿se habían percatado de que absolutamente todo de lo que podemos hablar tiene que ver con uno mismo? Quiero decir, de alguna manera estamos autocontenidos, cerrados como entidad, aunque tengamos interfases para interactuar con lo otro, toda interpretación de esa interacción (que está limitada a nuestras características particulares) tiene que ver con el cúmulo de interpretaciones de experiencias anteriores: el yo. Por ejemplo, la capacidad que tienes de interpretar el amor de una persona hacia ti, tiene que ver con la capacidad que tienes tú mismo de amar. Siento un poco de vértigo.

Entonces, estaba en que me preguntaba sobre el sentido de la vida humano: saber que existimos y no saber nada más. Una visita a Descartes llegando por otro lado: existo y puedo saber que existo. Nada más, ningún otro saber "certero" nos es dado. Especulamos, deducimos, inferimos, imaginamos, inventamos, pero ninguna certeza más. Creo que alguien diría que sabemos que vamos a morir sin lugar a dudas; sí, pero cuando te pones a pensar que es eso de no existir, qué es eso de la muerte, la cosa se complica porque no podemos hablar ni pensar nada que no sea un algo. Todo debemos convertirlo en algo, un que, para poder hablar de ello. Hay muchas intuiciones que convertimos en cosas, en lugares, en entidades, empezando por Dios.

Pero no nos salgamos del punto (que no es ningún punto, pero en fin). Estaba con este tipo de pensamientos cuando al abrir el libro de Camus me encuentro con esto:

«Si existe el alma, es un error creer que nos la dan ya creada. Se va creando aquí, a lo largo de toda la vida. Y vivir no es otra cosa que ese parto largo y torturante. Cuando el alma está lista, creada por nosotros y el dolor, llega la muerte.»

Vivir no es otra cosa que ese parto largo y torturante, dice Camus. Tener consciencia es atestiguar ese parto. ¿Por qué? ¿Para qué? No sabemos. Sólo sabemos que experenciamos (porque ni "tenemos experiencias" ni "hacemos experiencias", la experiencia no es un algo). Entonces, no podemos hablar de la muerte en sí porque no podemos tener experiencia de la muerte. La muerte no es un lugar, ni una señora con guadaña ni nada en concreto, ni siquiera una experiencia. Tenemos experiencia de la agonía, del dolor, del abandono, del soltar, del sufrimiento, de la impotencia… todas experiencias en vida con consciencia. ¿Por qué? ¿Para qué? No sabemos, puras especulaciones.

Experimentar sólo es posible para una subjetividad desde la cual se recibe al mundo y se crea mundo. ¿Qué sentido tiene todo esto? La existencia es absurda: no tiene sentido y sin embargo nos dota de sentido. Entonces aparece Cioran:

«Pero ¿es que hay algo que ganar en este mundo? […] Estamos tan solos en la vida que uno se pregunta si la soledad de la agonía no es un símbolo de la existencia humana. […] No hay lágrimas ardientes si no es en soledad. […] ¡Estamos tan separados de todo! Y todo lo existente, ¿no es acaso inaccesible?»

¿Acaso realmente podemos acceder al otro? Dependemos de lo que el otro pueda o quiera comunicar. Dependemos de los recursos que tengamos para comprender lo que el otro ha externado.

Sigue Cioran:

«En la cumbre de la desesperación, la pasión del absurdo es lo único que arroja ya una luz demoniaca sobre el caos. […] Sólo abrazando el absurdo, amando la inutilidad absoluta, es decir, algo que no puede adquirir consistencia, pero que mediante la ficción, puede estimular una ilusión de vida. […] A quien en vida lo ha perdido todo, sólo le queda la pasión del absurdo».

Esto es vivir la lucidez, preferir tener los ojos abiertos, saber que se está abrazando al absurdo, saber que se están creando ilusiones de vida, decirnos, sin importar qué, que todo está bien. Esta es la pasión del absurdo. Porque, dice Cioran:

«Los sanos, normales y mediocres no conoces la experiencia de la agonía ni la sensación de la muerte. […] Es inherente a la estructura del equilibrio superficial de los seres normales sentir l vida en una autonomía absoluta con respecto a la muerte y objetivar ésta como una realidad trascendente. […] Vivir sin el sentimiento de la muerte es vivir la dulce inconsciencia del hombre ordinario, que se comporta como si la muerte no constituyera una presencia eterna e inquietante»

¿Qué es, entonces, esa presencia eterna e inquietante que Cioran llama "muerte"? ¿Es La Muerte? No, de ninguna manera. Se trata de la experiencia continua de la finitud. Experiencia y finitud se copertenecen, la experiencia no es posible sin la finitud, la finitud no es posible sin la experiencia. Vivir la lucidez, es también abrirse a la experiencia (tener consciencia) del continuo recibir y soltar. Aceptas y en ese mismo momento ya estás dejando ir. Queriendo o no, uno termina soltando todo lo que, queriendo o no, se ha recibido. 

¿Y la voluntad, y la libertad? ¿Qué nos queda? Vivir, vivir y vivir.

Acá les dejo unas ligas que pueden ser entretenidas:


Todo saldrá bien, de Win Wenders.

https://www.primevideo.com/detail/0TIUV1GDF4R21316LIC611C3F4/ref=atv_dp_share_cu_r



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