La pausa de unas mañanas en las que usé prensa francesa
Tuve una experiencia, se me antojo en ese momento escribirla. No lo hice. En mi cabeza se quedó como un pendiente. Ahora que se da la oportunidad de hacerlo, me parece que puede que a nadie le importe. O es más bien que no sé cómo comunicarla. No es la gran cosa (o sí… a según se le mire).
Se trata del café, la bebida.
Verán, a mí me gusta el café. Siento confort al prepararlo, al olerlo, al beberlo. Es una forma de abrazo. Vivo en México, un productor de café. Se supondría que podría tener acceso a la deliciosa bebida de manera fácil. Y sí, bueno, café hay por todos lados (café de grano). Pero no todos (o casi ninguno, aquí) me da ese nivel de confort. Es que no hay un buen cuidado del proceso de tostado.
Hace un tiempo me di a la búsqueda de un buen café accesible. Tenía tiempo que no probaba un café muy bueno (realmente bueno). Me encontré uno orgánico cuyos granos no se veían muy tostados ni muy aceitosos. Lo probé y me pareció muy bueno. Compré varios kilos, creo que he consumido unos seis.
Por azares del destino, parte de mis días no puedo beber café en mi casa. Lo preparo en otro lugar. Me acostumbré a beber media semana de uno y otra media semana de otro. La media semana que bebía el de mi casa, me parecía formidable.
Entonces me regalaron unas bolsitas de un café importado que le ha dado la vuelta al mundo. Cosechado en un lugar, tostado en otro, distribuido en una zona muy lejos de donde creció. Desde allá a mi casa.
A mí me gusta prepararlo en una V60, siento que el sabor es más suave, elegante. Y que se me acaban los filtros. La otra opción que tengo es la prensa francesa (también tengo el Moka pero no le he hallado el gusto). Preparar el café de mi casa (que que compré por kilos) en prensa francesa, nos me latía mucho. Sabía que el sabor se iba a intensificar.
Decidí sacar el café que me regalaron. Al ver los granos sonreí, el color mate era una promesa. Lo molí despacio mientras calentaba el agua. Lo puse en la prensa francesa por cinco minutos. El color resultó varios tonos más claro que el que había estado preparando en la V60. El sabor fue delicioso, por mucho. Ya se me acabó la bolsita, no tuve oportunidad de prepararlo en mi V60. Está bien. Fueron mañanas hermosas.
Quería escribir algo así como una moraleja, una enseñanza tipo: "nadie sabe lo que perdió hasta que lo ve recuperado". Eso era todo.
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