Vida simple

Me gusta la vida simple, no porque yo sea simplemente sino justamente porque no lo soy.

Todo aquí adentro mío es complicado con esquinas oscuras. Lo que no conozco, que se presenta en mi vida, lo hace todo más complicado aún.

Me gusta la vida simple, me gustan las películas ligeras. Pero no se entienda con esto que simple es simpleza y ligero es ligereza. Simple y ligero son como el sol y un pájaro cantando a lo lejos que te interrumpen las cavilaciones sin sentido.

Lo simple es completamente abierto, frágil, sutil. Como el cielo azul que anuncia un buen tiempo. Entonces te aferras a la esperanza de que así será y cierras los ojos y respiras hondo y sientes que puedes relajarte un poco.

A veces pienso que deberíamos hacernos lo unos a los otros la vida más fácil. No tiene sentido hacer lo contrario. Hacer la vida fácil tiene su maestría. No cualquiera puede hacer reír a alguien. Molestar a alguien, por el contrario, es muy fácil. Como me gustaría que la gente dejara de hacerlo de manera intencionada.

La vida simple precisa de gran responsabilidad. Honestidad. Esa palabra no ha sido suficientemente comprendida.

Me gusta la vida simple, intento hacerla mía pero soy tan complicada.

Me gustaría ser sonrisa y despreocupación. Me gustaría creer incondicionalmente en finales felices, en remansos y prados floreados.

Yo hago lo que puedo, quizá deba resolverme a ello más esperanzadoramente (me gustaría usar aquí la palabra re-signadamente, pero entiendo que es confusa si no la explico, tal vez se entienda más si digo con fe y confianza). Exacto, la vida simple requiere de fe y confianza porque razones para pensar lo contrario hay muchas.

La vida simple no entiende de razones o quizá se apegue más bien a la razón última: no sirve de nada complicarse la vida.

Paz.

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