Ir al contenido principal

"El loco" de Nietzsche

Antes de cualquier cosa quisiera saber qué Dios hemos (han... no sé) matado. No es un dios con “d” minúscula, es un Dios con “D” mayúscula; estamos hablando, entonces, de algo importante. Es acaso el Dios de una religión en particular o el Dios fuera de toda religión; es acaso el Dios al que la humanidad se aferra para evitar el sentimiento de orfandad o es acaso la verdad cartesiana a partir de la cual han edificado todo su sistema de creencias, ¿quién querría verse desprovisto de un lugar seguro? ¿Quién querría deshacerse de la respuesta a todo cuanto no se sabe?...un loco.

La ciencia avanza, va dando respuestas y corrigiendo las que ya había dado antes. El hombre se aventura a dar sus primeros pasos, solo, dentro de lo inconmensurable, dentro de lo inefable; se asoma, observa, se cuestiona, aventura posibles respuestas y trabaja en ellas. Pronto sucede que sin querer se crea un nuevo Dios... el hombre se refugia en la ciencia y no acepta nada que no haya sido probado por la ciencia; mientras se diga que “los científicos dicen x” todo está bien, es seguro, el hombre está a salvo. Parece que el problema no es matar a Dios sino no verse tentado a volverlo a construir. ¿Qué Dios es el que construimos y no podemos terminar de matar? Ese Dios se llama “Dogmas”, “No-pienses-por-ti-mismo”, “No-cuestiones”, “Obedece”, “Yo-veo-por-ti-tú-sólo-cree-en-mí”, “Tú-no-eres-responsable”. Parece que matar a Dios es un acto demasiado grande para nosotros.

Matar a Dios implica encender nuestro propio farol, iluminarnos con nuestra propia luz, mirar con nuestros ojos y nunca permitirnos mirar con los de nadie más sólo porque lo que ven los demás es más tranquilizador. Matar a Dios es nunca más decir que se ve (se cree) algo que no se ve, es hacerse responsable del propio ser, es permitirse ser: ser auténtico y vivir la propia vida sin el deseo de “ponerse a salvo”. Quizá sólo sea cuestión de tiempo para que el hombre se de cuenta de que lo único que ha matado es así mismo en cada construcción de Dios.

Comentarios

Jhoana Campos ha dicho que…
Locos en el mundo, algo así como muertos vivientes..... y no porque existan los zombies, es porque no me creo lo de otra vida, sino mi muerte en cada segundo, estoy muriendo mientras escribo esto.. es una locura

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

¿Se puede renunciar a un hermano?

Un hermano no es un "eso" aunque a veces lo parezca, sin embargo sí es un otro cuya diferencia disonante te quiebra todo propósito de seguir considerándolo como algo propio. Un hermano tiene implicado en los padres la relación contigo, de modo que sin pedirlo un hermano es siempre "tu" hermano. Un hermano, pues, te es propio, es tuyo, es biológicamente compatible; moralmente, sangre irrenunciable; historiográficamente, compañero; espiritualmente, mismidad. ¿Se puede renunciar a un hermano? Quieras o no, con un hermano compartes algo y no puedes verlo por completo ajeno aunque toda su forma de ser te repela hacia otra galaxia. Mi pregunta tiene una intensión, busca justificaciones, exoneraciones, permisos, simpatías. Un hermano puede serlo de muchas maneras. Para la experiencia pura y terrena del aquí y ahora, un hermano debe ejercer como tal o bien tan sólo es un: "sucedió que mis padres tuvieron un hijo con el cual compartí momentos por un tiempo pero