No mates tu capacidad de asombro
…
"The monkey sat on a pile of stones
And stared at the broken bone in his hand
And the strains of a Viennese quartet
Rang out across the land
The monkey looked up at the stars
And thought to himself
Memory is a stranger
History is for fools
And he cleaned his hands
In a pool of holy writing"
Roger Waters
"The monkey sat on a pile of stones
And stared at the broken bone in his hand
And the strains of a Viennese quartet
Rang out across the land
The monkey looked up at the stars
And thought to himself
Memory is a stranger
History is for fools
And he cleaned his hands
In a pool of holy writing"
Roger Waters
Una maestra me había platicado tantas veces de lo formidable de la escena de 2001 Odisea del Espacio (la escena sobre el salto que implica poseer una cualidad, usarla y hacer la conexión entre lo disponible y sus posibilidades) que me dispuse finalmente a verla por segunda vez; pero, ahora con más años y más libros en mi haber... y también más dispuesta a ser afectada.
Sí, la escena es sorprendente porque la evolución se da como la más inocente casualidad. Yo, sorprendida, además veo la condición humana que crea y destruye; el propio Abel y Caín dentro de cada quien; el maíz blanco y el maíz amarillo que, según narra el Popol Vuh, conforman la naturaleza humana. La aparente inevitabilidad de purgar, mediante la vida, el haber nacido hombre, ¿es ese nuestro eterno destino?
El hombre culpable se inventa modos rápidos de acabar con el pecado para tener tiempo de seguir pecando. El hombre se castiga a sí mismo por lo que es malo, según calificaron los hombres-sin-rostro... y nunca se pregunta si tal costumbre lo hace sentirse bien consigo mismo. El hombre no cuestiona, acata (¿a caso no es más fácil tener a quién culpar de las consecuencias de una responsabilidad no asumida?). Cualquier cosa hará el descendiente de aquel mono por seguir teniendo en su mano aquello que le dé poder sobre los otros.
Afortunadamente Stanley Kubrick y yo creemos en ese hombre mutante capaz de reflexionar y llevar su calidad humana al siguiente nivel donde la compasión y el autosacrificio son síntomas del respeto que siente por su condición, no de mono, sino de experimentador que se deja afectar sin juzgarse y que se asume responsable de su libertad de decidir.
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