Creo

A veces de verdad no puedo simplemente pensar que la vida es una serie de causas-efectos. No me parece que la cosa sea así de simple, así de impersonal, así de plana. Entonces hago a un lado mi raciocinio que no sabe darme respuestas que me consuelen y comienzo a establecer hipótesis en cuales creer.

Por ejemplo, un día tuve un sueño despierta (o alucine, si quieren llamarlo así) que me sacó de la depresión, no me importaba lo que pensara nadie, yo lo atesoré y soñé y soñé aunque Calderón de la Barca escribiera que "los sueños sólo sueños son". Luego, años después, empecé a atar cabos y una conclusión se asomaba por la puerta de la desilusión diciendo que todo el sueño no eran mas que puros inventos que mi cabeza fue construyendo con películas, libros e imágenes que recopilé en mi infancia. Ahora, con distancia de por medio he tomado una decisión: creo en lo que vi, en lo que sentí y hasta en lo que olí.

Últimamente he estado pensado en que de qué sirve algo que no es tangible o demostrable hoy, luego me digo que hay mil cosas en las que creo aunque yo no las haya demostrado ni visto. Creo (porque no lo he visto), por decir algo, que existen los átomos, los quarks y las supercuerdas, y que más allá de las estrellas que se pintan en el firmamento hay todavía muchísimas más. Luego vienen otro tipo de creencias: la reencarnación, el mismo Dios, el propósito de vida pactado,... y hasta más inmediatas: el amor, la bondad, las almas gemelas, el romance, la esperanza... Con todas esas creencias, mis creencias, a veces encuentro sumamente doloroso que aunque me esfuerce por hacerlas presentes en mi vida, nada más no se dén y es entonces cuando no puedo sino decir que todo está escrito, todo está precargado y que si no viene en esta vida, bueno, quizá venga en la próxima.

“Empezamos de nuevo. No nos rendimos”. Lars Gustafsson. Muerte de un apicultor.

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