नमस्ते
Ahora mismo me encuentro metida en la cama con un libro de esos que llaman transformacionales al lado y la computadora sobre mis piernas. A mi lado tengo un radio al que le he enchufado mi iPod y suena muy suave un mantra (el RA MA DA SA SA SE SO HUNG –sol luna tierra infinito totalidad-del-infinito yo-soy-tú–, que se usa para la auto-sanación).
La pregunta resuena entre las paredes de mi cuarto: ¿Cuál es mi propósito de estar aquí? Inicia un sentimiento de expansión que me inspira a escribir. Aquí mismo puedo arrojar un mensaje dentro de una botella dirigido precisamente a "quien corresponda".
Cada experiencia en la vida tiene un significado. La significación es el impulso interior. Cuando podemos observar esos significados y verlos claramente en sincronía nos encontramos alineados con nuestro propósito superior.
¿Por qué es tan fácil desviarse del camino que nos hace felices? ¿Por qué es tan difícil acallar los pensamientos para escuchar nuestra voz interior?
Pendientes, deberes, preguntas, necesidades fisiológicas y falsas creencias (las que son aprendidas pero que en el fondo no creemos) me sacan del breve estado de plenitud que logré un momento atrás, cerrando las ventanas, impidiendo el paso de la luz.
Frente a mí un calendario me recuerda la cara de la hermosa mujer que me lo regaló y tras la memoria de su rostro aparecen los rostros de otras mujeres que me parecen hermosas y que en cuyos ojos me he sentido comprendida... lo que no sé es por qué de entre tantos rostros no veo el mío.
La pregunta resuena entre las paredes de mi cuarto: ¿Cuál es mi propósito de estar aquí? Inicia un sentimiento de expansión que me inspira a escribir. Aquí mismo puedo arrojar un mensaje dentro de una botella dirigido precisamente a "quien corresponda".
Cada experiencia en la vida tiene un significado. La significación es el impulso interior. Cuando podemos observar esos significados y verlos claramente en sincronía nos encontramos alineados con nuestro propósito superior.
¿Por qué es tan fácil desviarse del camino que nos hace felices? ¿Por qué es tan difícil acallar los pensamientos para escuchar nuestra voz interior?
Pendientes, deberes, preguntas, necesidades fisiológicas y falsas creencias (las que son aprendidas pero que en el fondo no creemos) me sacan del breve estado de plenitud que logré un momento atrás, cerrando las ventanas, impidiendo el paso de la luz.
Frente a mí un calendario me recuerda la cara de la hermosa mujer que me lo regaló y tras la memoria de su rostro aparecen los rostros de otras mujeres que me parecen hermosas y que en cuyos ojos me he sentido comprendida... lo que no sé es por qué de entre tantos rostros no veo el mío.
Comentarios