Tjejmilen 2008

La carrera para mujeres es ya tradicional en Estocolmo el último domingo de agosto. Desde el viernes pasado (29) empezaron a registrarse las competidoras para el próximo año.

No pensé que fuéramos tantas las mujeres corriendo el día de hoy. Tan organizados en los bloques en los que a criterio de cada corredora se situaba (privilegiando a las más rápidas en los primeros) permitían que se pudiese correr sin ir pisándole los talones a la de adelante (por lo menos al inicio). Yo me situé en el grupo 5 de 9, la cita era a las 12:00 y ansiosa esperaba el disparo de salida, entretanto entusiastas del SATS (uno de los gimnasios populares en Suecia) intentaban que calentáramos, al principio fue divertido, pero después de 30 min ya nadie les hacía caso. Mi salida fue a las 13:00 (aunque dice el sitio oficial que fue a las 12:50), yo ya estaba desesperada por arrancar y más aún cuando el cielo comenzaba a nublarse.

Me llovió los primeros 2 km, suerte que llevaba una camiseta deportiva de manga larga de esas que se supone que se secan (digo que se supone porque 30 min después de que acabé la carrera seguía húmeda). Me sorprendió ver mujeres caminar antes de cumplir el primer km. Toda la ruta me la pasé rebasando y esquivando competidoras.

Las provisiones de agua son frecuentes (4 en total) pero sólo agua 100% pura, nada de bebidas isotónicas. A la mitad dan unas pastillas de azucar prensada y trozos de plátano para recuperase, a mí lo que me mantenía a buen paso era pensar en mis pobres perros (que seguro ya estaban en posición zen tratando de olvidar que quieren salir al baño) además del echo que correr por Djurgården implica que no hay manera de salir de ahí si no es con los propios pies y de que al final me esperaba un pay de queso.

La carrera estuvo amenizada por varios tipos de grupos musicales, unos muy buenos y otros que me daban risa. El primero que encontré constaba de un hombre con micrófono y un auto con música a todo lo que daba, el hombre intercalaba exclamaciones entre la canción de fondo que sonaba medio folklórica. Luego un grupo de cuerdas, la verdad no sé a quién se le ocurrió, apenas y se escuchaba algo al pasar juntito de ellos. Como por el km 6 estaba un hombre que debió ser sueco conocido porque las mujeres se acercaban para agitar la mano en lo alto y con ello bajaban la velocidad (casi choco).

Lo que no daban crédito mis ojos es que acá, como en las carreras de México, les da a dos o tres por correr disfrazadas, una de arlequín o payaso (no le vi la cara), otra con gorrito de alce y otra con vestido de época que al llegar a la meta se puso a saludar como si fuera la reina entrando a un evento.

Finalmente llegué con un cierre espectacular y completamente entera (lo que no puedo decir de muchas que dejé atrás y que ya andaban con la lengua de fuera), recibí mi medalla y pasé por mi dotación de agua natural, jugo de arándano, plátano y ¡pay de queso!

El regreso en metro fue como subirse al metro Pino Suárez en hora pico, con todo y el sudor pero sin los manoseos.

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