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La ansiedad alrededor del pensamiento positivo


Cada vez que leo o escucho fórmulas baratas publicitadas como si estuvieran dando a luz a un nuevo paradigma 🤣, luego de ver lo poco realistas que son no puedo evitar sentirme molesta pues todas esas ideas, junto con el capitalismo de consumo, tejen una red en la que todos somos presas.

Recién estuve escuchando algunas ideas de Barbara Ehrenreich que ha publicado en su ensayo Sonríe o muere, las trampas del pensamiento positivo, y también he leído los fundamentos del pensamiento de Paul Foster Case y algunas elaboraciones en blogs como la de, recientemente, David Gerken. Así que con todo esto me doy a la tarea de escribir mis reflexiones, no sin antes advertir que ésta es para i una tarea ardua porque no lo tengo explícitamente elaborado, es decir, no he estructurado la narrativa, pero vaya, que aquí mismo ya puedo ir empezando.

Primero lo primero. El mundo, comprendido como un plexo de referencias desde el cual la existencia cobra sentido de una manera estructurada y narrable, es, por tanto, una construcción aunque no mayormente consciente y no realizada por alguno sino por todos. Mundo y persona se copertenecen, sus fronteras son difusas, ¿en dónde comienza el mundo y en dónde comienza la persona? Las personas construyen el mundo y el mundo modela a las personas. Esto es lo que entiendo de manera inmediata el principio hermético de que todo es mente, luego se puede ir aplicando en otros contextos pero empecemos con este, el de mundo-persona.

La red mundo-persona no es algo fijo, esto es, no hay nada dicho, es un constructo dinámico que se retroalimenta a sí mismo. Con esta red es con la que concebimos la realidad, de modo que la realidad será comprendida conforme al lugar que se ocupe en el entramado y las asociaciones mentales que sostengan lo que le da sentido a la propia existencia así como lo que le da sentido a las estructuras sociales de las que dependemos y al mismo tiempo mantenemos. Desde este punto, lo que consideramos realidad no es sino una perspectiva desde un tiempo y espacio determinado, desde un contexto histórico social y personal. No esperemos entonces encontrar en ningún libro ni en ninguna charla motivacional a la realidad última: todas son perspectivas que a fin de cuentas elegimos cómo relacionarlas a la nuestra.

Con esto en mente, no es casualidad los vaivenes de las concepciones de mundo, de las formas que integramos en nuestra vida como rectoras. El vaivén por ejemplo entre el trabajo duro y el pensamiento positivo y, finalmente su integración. Barbara Ehrenreich hace un buen recuento de la historia de tal vaivén.

Mis abuelos y padres crecieron en la cultura del esfuerzo, nada se daba gratis, por todo se tenía que luchar y no había mejor cura para nada que el trabajar. Pero entre los cambios en la economía y la creciente idea de un dios bueno que se anteponía al dios de la culpa y del mérito de la pobreza la red de comprensión mundo-personalidad comenzó a moverse a favor del capitalismo de consumo en el que se requería la creencia en un dios que quiere que seas rico y la "motivación" autoinflingida de que lo que desees puedes conseguirlo si te esfuerzas. Así que el pensamiento positivo sostiene el mundo en el que vivimos pero despoja al individuo de sentido de comunidad y empatía.

Algunas de las ideas que pululan en estos tiempos en que la gente está urgida de salvación, y que se toman de manera literal, son:

  • El pensamiento positivo mejora tu salud.
  • No hay excusas para el fracaso, todo tiene que ver con cuánto te esfuerces y cuánto desees y visualices tu meta.
  • Aléjate de la gente tóxica (lo que quiere decir que te alejes de las personas que no "vibran" en pensamiento positivo, de los que no pueden hacer a un lado la ira o el miedo y maquillarse de alegría)
  • Finge hasta que lo logres.
  • La verdad está en ti.
  • La crisis es una oportunidad.
  • Se tu mejor versión.
  • El éxito está en tus manos.
  • Tu mente crea tu universo.
  • Tírale a las estrellas para llegar a la luna.
  • Aprende a gestionar tu vida (el pan nuestro de cada día de la autoayuda que necesita ser constante e infinita para que siga vendiendo).
  • La palabra crea, no verbalices tus pensamientos negativos.
Ni qué hablar de la apropiación mercadológica de la física cuántica que toma el principio de incertidumbre y extrapolando al máximo sus planteamientos, se adquiere el aval para decir que la mente personal crea el universo y luego afirmar desde ahí que "eres dios". Y si alguno se pregunta, cómo es posible que, si todos nos súper concentramos y visualizamos con gran emoción nuestro universo (ya no sólo la vida propia), los distintos universos creado coexistan; no faltará quien tenga la solución con universos paralelos infinitos y saltos cuánticos entre distintas realidades. Y entonces, ¿qué realidad se comparte con los demás, quiénes son los demás? ¿Qué lugar tienen los deseos de los demás frente a tus deseos? El prójimo empieza a difuminarse, a perder valor y con ello la empatía y el sentido de comunidad.

Si seguimos esa concepción de mundo que enfatiza el esfuerzo con vías al éxito mainstream cargados de una sonrisa por temor de que no vaya a ser que nuestra actitud de al traste con la visualización, si seguimos persiguiendo anhelos acordes con esa doctrina (porque claro que es una doctrina) como ser CEO, ganar el primo Nobel o el Pulitzer, entrar el algún salón de la fama, y la última novedad, ser un influencer, hacer al app más vendida, crear la nueva red social, etc., ¿se han puesto a pensar cuantas personas pueden efectivamente lograrlo y cuantas personas habitamos el planeta? Esta es la fórmula perfecta para la decepción, el sentimiento de fracaso, la depresión y la ansiedad.

Ahora, supongamos que desafortunadamente tienes una enfermedad de la cual te está costando trabajo salir. Que por más optimista que intentes ser, la salud no vuelve a la velocidad que debiera. ¿De quién es la culpa? Según la ideología del pensamiento positivo, tuya. Tienes miedo porque la estás pasando mal, pero si tienes miedo ya estás vibrando bajo y por ende te ira muy muy mal. No hay nada peor para afrontar la ansiedad que las redes tramposas del pensamiento positivo, pues además no faltará quien te diga que con esa actitud te vas a poner peor o quien se aleje de ti porque te has convertido en una personal tóxica.

¿Se dan cuenta del mundo que hemos creado y que sostenemos? ¿Se dan cuenta de la vida por la cual estamos optando?

El pensamiento positivo ha hecho a un lado el pensamiento crítico, nos ha dejado con un déficit masivo de empatía, ha cerrado el apoyo que debiera brindar una comunidad. Pero ha elevado el consumo y las fórmulas fáciles de los oradores motivacionales que no son sino castillos en el aire. El pensamiento positivo se apega al sistema capitalista que hoy se sostiene por la desigualdad.

No es suficiente que se regrese uno a preguntarse por lo que realmente se quiere, no cuando tenemos incrustadas ideas aspiracionales y bombardeo de las vidas "perfectas" publicitadas por todo medio posible. Es necesario impulsar el pensamiento crítico. Es necesario actuar contra todo tipo de miseria, incluso la pobreza de pensamiento y la pobreza de corazón. Digamos que necesitamos recobrar el alma y el espíritu.

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