Nosotros
Los que fueron, los que somos, los que serán. Nosotros. Todos juntos tenemos un problema: como colectivo estamos siendo completamente ineficientes para cuidar la existencia de cada uno de nosotros, ya no se diga de nuestra tremenda ineptitud para con los demás seres.
Todo los llamados adelantos tecnológicos, los descubrimientos en la medicina y la farmacéutica, todas las bibliotecas del mundo, el ingenio, el arte. Todo eso es para unos pocos. Todo eso es a costa de los más. La sociedad es tremendamente avara y egoísta. Nos estamos matando despacito. Muchos viven el infierno en la Tierra por cuestiones que la tan consagrada humanidad ya tiene modo de ayudar a enfrentarlas. Los autoproclamados espirituales se curan en salud diciendo que ello es karma, que ellos, los marginados, vienen a aprender. Nadie entiende que ellos somos nosotros.
Esta sociedad ha creado un mundo de violencia. Muchos dicen que el ser humano no tiene remedio, pero esos que lo dicen no se detienen a pensar si ellos mismos no tienen remedio. Por qué claro, los malos siempre son los otros.
Yo digo, asevero enfáticamente, que podemos crear otro mundo, uno para todos sin tan sólo dejáramos de pensar en el “yo centrado en sí mismo” como el gran tesoro.
La educación juega un papel importante aquí. La educación no como adiestramiento de manadas y tiranos, la educación como liberación de las ideas preconcebidas que cargamos años ha. Educación espiritual, corporal, ecológica, mental, artística, crítica a la par con las disciplinas habilitadoras de producción. Hemos estado dejando de lado lo que de verdad importa.
Hace unos días tuve una plática con una vecina que asaltaron. Lo preocupante ya no es el robo en sí sino todo los que detrás sostiene este tipo de conductas. Hay una cámara que logró captar el robo. La imagen muestra a un vecino, un vecino en tremendo desamparo que vive en una caseta de vigilancia y que gusta de las drogas y se mantiene con las monedas que le dan como viene-viene (ayudando a que tomen la calle los que se estacionan en el súper). Como él hay varios que carecen por entero de educación de todo tipo, todos hijos de padres que tuvieron más de un descendiente sin tener idea de lo que implica ser padre. Todos ellos viven su drama particular y van causando dramas a los que les rodean, como la vecina que fue asaltada. Ellos son, tal cual, desecho humano; nadie se interesa por ellos, ni siquiera cuando los refunden en la cárcel porque parece que esperan que de milagro al salir sean todos personas de bien. Muchos policías se aprovechan de la situación, se corrompen buscando su beneficio y los corrompen obligándolos a “trabajar” para los altos mandos. Los investigadores de ministerio público no investigan nada si no hay ganancia de por medio. Si la vecina demanda se expone a represalias y mejor opta por hacer como si nada por cuestiones de supervivencia. Lo que le robaron no alcanza para que cambien de vida, alcanza para un pasón de drogas y todos oramos para que se mueran de una vez en parte porque no es vida pasarla peor que un perro de la calle, en parte porque son bombas de tiempo que pueden estallar a la vuelta de la esquina, en parte porque una vez que los encierren al salir salen literalmente a la calle.
Uno diría que los padres, o la ausencia de ellos es la culpable, pues es en la familia donde se inculcan valores, y sí, en parte. Pero también los niños interactúan, también son víctimas por carecer de criterio propio (a la escuela solo van a sumar y restar, en la casa sólo aprenden a no contestarle al padre, a respetar a la madre, en el mejor de los casos). Y esto no es algo que solo viven los pobres, la sociedad está corrupta en todos los niveles y en todos los ámbitos.
Tenemos un problema y es urgente. Necesitamos educación en serio, educación para personas libres.
Todo los llamados adelantos tecnológicos, los descubrimientos en la medicina y la farmacéutica, todas las bibliotecas del mundo, el ingenio, el arte. Todo eso es para unos pocos. Todo eso es a costa de los más. La sociedad es tremendamente avara y egoísta. Nos estamos matando despacito. Muchos viven el infierno en la Tierra por cuestiones que la tan consagrada humanidad ya tiene modo de ayudar a enfrentarlas. Los autoproclamados espirituales se curan en salud diciendo que ello es karma, que ellos, los marginados, vienen a aprender. Nadie entiende que ellos somos nosotros.
Esta sociedad ha creado un mundo de violencia. Muchos dicen que el ser humano no tiene remedio, pero esos que lo dicen no se detienen a pensar si ellos mismos no tienen remedio. Por qué claro, los malos siempre son los otros.
Yo digo, asevero enfáticamente, que podemos crear otro mundo, uno para todos sin tan sólo dejáramos de pensar en el “yo centrado en sí mismo” como el gran tesoro.
La educación juega un papel importante aquí. La educación no como adiestramiento de manadas y tiranos, la educación como liberación de las ideas preconcebidas que cargamos años ha. Educación espiritual, corporal, ecológica, mental, artística, crítica a la par con las disciplinas habilitadoras de producción. Hemos estado dejando de lado lo que de verdad importa.
Hace unos días tuve una plática con una vecina que asaltaron. Lo preocupante ya no es el robo en sí sino todo los que detrás sostiene este tipo de conductas. Hay una cámara que logró captar el robo. La imagen muestra a un vecino, un vecino en tremendo desamparo que vive en una caseta de vigilancia y que gusta de las drogas y se mantiene con las monedas que le dan como viene-viene (ayudando a que tomen la calle los que se estacionan en el súper). Como él hay varios que carecen por entero de educación de todo tipo, todos hijos de padres que tuvieron más de un descendiente sin tener idea de lo que implica ser padre. Todos ellos viven su drama particular y van causando dramas a los que les rodean, como la vecina que fue asaltada. Ellos son, tal cual, desecho humano; nadie se interesa por ellos, ni siquiera cuando los refunden en la cárcel porque parece que esperan que de milagro al salir sean todos personas de bien. Muchos policías se aprovechan de la situación, se corrompen buscando su beneficio y los corrompen obligándolos a “trabajar” para los altos mandos. Los investigadores de ministerio público no investigan nada si no hay ganancia de por medio. Si la vecina demanda se expone a represalias y mejor opta por hacer como si nada por cuestiones de supervivencia. Lo que le robaron no alcanza para que cambien de vida, alcanza para un pasón de drogas y todos oramos para que se mueran de una vez en parte porque no es vida pasarla peor que un perro de la calle, en parte porque son bombas de tiempo que pueden estallar a la vuelta de la esquina, en parte porque una vez que los encierren al salir salen literalmente a la calle.
Uno diría que los padres, o la ausencia de ellos es la culpable, pues es en la familia donde se inculcan valores, y sí, en parte. Pero también los niños interactúan, también son víctimas por carecer de criterio propio (a la escuela solo van a sumar y restar, en la casa sólo aprenden a no contestarle al padre, a respetar a la madre, en el mejor de los casos). Y esto no es algo que solo viven los pobres, la sociedad está corrupta en todos los niveles y en todos los ámbitos.
Tenemos un problema y es urgente. Necesitamos educación en serio, educación para personas libres.
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