La seguridad del intelecto

¿A quién queremos engañar?

Parece que si nos apegamos a la razón, podemos alejarnos de la supersticiones, del cometer errores similares, del enfermarnos. Vaya, que la razón es una buena razón para no abandonarla, para cultivarla. Parece que la razón es eso que nos aleja de todo mal, pero no sólo nos aleja de eso sino que también de la magia, del misterio… y de nuestra naturaleza misma, esa naturaleza anterior a aquello de ser animal racional.

No quiero entrar en razones, quiero entrar en la sinrazón del alma y quedarme por ahí un buen rato hasta que la costumbre de criticarlo todo se vaya atenuando. Porque la razón es buena para criticarlo todo hasta que le toca a ella misma y todo el edificio del intelecto se tambalea y la tan preciada seguridad se pierde. ¿Y qué queda? El alma y su proceder tan inhabitual para el animal racional.

Quien tenga alma, que ame su vida.

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