Comida
Me gusta la comida, creo que ya lo he dicho varias veces. Decirle comida es simplificar en exceso lo que en realidad me gusta y lo que siento por ello.
Comer, para mí, no es llevarse algo a la boca; no es hacerlos, ciertamente, a la hora marcada para ello. Comer no es alimentarme de manera perfecta siguiendo una tabla de porcentajes.
¿Qué es comer? Ansiar el momento, saborear el vacío de la boca que se abre bajo la contraseña recibida por el olfato. Comer es mirar, sentir, pensar, elegir, valorar, establecer una postura política, seguir un código ético, preguntarse, abrirse, compartir, recordar, agradecer. Comer es un acto de amor a la vida que se la devora, es ciertamente una tensión dialéctica.
Comer es disponerse al placer y dejar salir todo lo que se es en el instante. Comer es recibir el trabajo de muchas manos sin rostro y que unas pocas te ponen ante la mesa. Comer es un acto sacro, místico ante el cual la razón se aparta respetuosa para aprender.
Comer es ponerse en estado vulnerable, es tener confianza para dejar entrar, es recibir y dejar que lentamente se vaya toda presencia del paladar para luego hablar de recuerdos.
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