Ir al contenido principal

Cuando tienes que decir "no"

Todo tiene su tiempo. "Luchar" es una palabra que he relacionado toda mi vida con "hacer algo" y he creído que es un verbo que ejecutan aquellos llamados exitosos. En este tiempo he aprendido que a veces es necesario hacer nada, decir "no".

Es fácil entenderlo cuando se observan las estaciones de tiempo, en cada estación se hace algo, por ejemplo: en primavera se prepara la tierra, en verano se siembra, en otoño se cosecha y luego en el invierno uno se guarda para reflexionar, descansar y esperar el siguiente ciclo. Si uno se cree luchador, como yo, le da por empezar a sembrar en pleno invierno nada más por el gusto de que todo suceda ya y porque cómo-no-se-va-a-poder. Uno dice, sé sembrar, tengo las capacidades, tengo las semillas sólo es cosa de que lo haga, porque sí no es ahora entonces cuándo y porque se oye claramente el tic-tac del reloj avisándome que el tiempo se me acaba. ¿Y qué pasa cuando se siembra en invierno? que no nace nada, que uno gasta energía y que fácilmente puede llegar la frustración.

Saber esperar implica saber decir "no", implica la habilidad de escucharse (el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental, al menos) y saber cuándo se está en el punto exacto.

He corrido desde hace muchos años, siempre digo que corro por la vida y cada vez que me anoto en una competencia es como demostrarme que sí puedo, porque siempre las acabo bien y porque mi cuerpo siempre me ha apoyado. Llevo un año pensando en el medio maratón del Día del Padre. Ya he corrido la distancia antes y sé que puedo. Me levanto sin cansancio y voy a mis entrenamientos. Sé que puedo. Y luego me enfermo, no por no cuidarme sino por permitirme sentir y relajarme (es como bajar la guardia) y de pronto me encuentro medio mareada y de todas formas acabo una carrera de 15K y me digo, —claro que puedo —y sigo pensando en el medio maratón hasta que a inicios de la semana, sentada en el Bosque de Tlalpan mirando la pista desesperada porque ya lo quiero tener todo resuelto, porque me duele no verme "del otro lado" me doy cuenta de todo lo que me estoy demandando y escucho una voz dentro de mí pidiéndome que no lo haga, que no corra. Y me duele, duele horrores decir que ahora no es el momento porque siempre temo que quizá el momento nunca llegue.

De cierto no sé si la primavera volverá. Pero existen la esperanza y la fe.

"La vida humana tiene sus ciclos y estaciones, ningún caos personal es permanente. Al igual que la vida humana, el invierno da paso a la primavera y ésta al verano. Aunque a veces las ramas de los árboles nos parezcan secas y la tierra helada, esa primavera y ese verano, como siempre, volverán". Truman Capote

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
En una ocasión leí algo que dice así: La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.

Si has descubierto tu límite es momento de detenerte y permitir que así sea.

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

¿Se puede renunciar a un hermano?

Un hermano no es un "eso" aunque a veces lo parezca, sin embargo sí es un otro cuya diferencia disonante te quiebra todo propósito de seguir considerándolo como algo propio. Un hermano tiene implicado en los padres la relación contigo, de modo que sin pedirlo un hermano es siempre "tu" hermano. Un hermano, pues, te es propio, es tuyo, es biológicamente compatible; moralmente, sangre irrenunciable; historiográficamente, compañero; espiritualmente, mismidad. ¿Se puede renunciar a un hermano? Quieras o no, con un hermano compartes algo y no puedes verlo por completo ajeno aunque toda su forma de ser te repela hacia otra galaxia. Mi pregunta tiene una intensión, busca justificaciones, exoneraciones, permisos, simpatías. Un hermano puede serlo de muchas maneras. Para la experiencia pura y terrena del aquí y ahora, un hermano debe ejercer como tal o bien tan sólo es un: "sucedió que mis padres tuvieron un hijo con el cual compartí momentos por un tiempo pero