La naturaleza humana y el hambre de lo infinito

"Está bien renunciar a los placeres creados por los increados, pero renunciar también a éstos es como un suicidio ontológico, como una perversión metafísica; es destruir la arquitectura antropológica, hecha por Dios para llenarse de luz, amor y gozo. Es negar la esencia de la naturaleza humana. Es negar la vida."
José María Moliner

¿Por qué huyo de la religión? No es que sea hereje, como me afirmaba mi madre. No es que esté desprovista de fe, acaso peco de exceso de ella. Huyo de ella para no seguir cometiendo un almicidio que me desprovea de la luz, el amor y el gozo.

Huyo de los NO, de los DEBES y de los TIENES. Huyo de cualquier cosa que intente cambiar mi propia arquitectura. Y en esa escapada un tanto caótica me hago de todo el valor posible para enfrentar lo que sí soy. Darme cuenta de lo que soy capaz por satisfacerme a veces me espanta, porque es como entregarme a mi destino incluso cuando la entrega misma mi mente la percibe como autodestrucción... y no hay tal.

Tienes esta vida, ¿la vives bajo las reglas que no entiendes, que no sabes quién y por qué las creo?

Y si eliges vivir SIENDO quien en realidad eres dentro de una sociedad autolimitada, carente del respeto por la otredad, y padeces los efectos de la intolerancia, ¿renunciarías a ti?

Seré ingenua, no me gusta hacer como que soy alguien para obtener algo (no digo que no lo he hecho). Seré idealista, si mi madre no acepta lo que soy y no me quiere más y tampoco tú o tú ¿renunciaría a mi amor por el amor de otros? Sí, sí, el hombre es un ser social, pero antes que ser un ser social ES hombre.

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