"Seamos realistas, intentemos lo imposible"

Se me ocurre... qué tal que antes de venir a vivir uno deja huellas para encontrar hacia dónde ir en caso de estar perdido.

Las huellas, pistas, a manera de migas de pan, sólo las ve claramente quien las dejó y son de lo más evidente para él porque traen la particularidad de hacerse notar ante su creador. Estas huellas, desde luego, no son igual para todos y lo que es más, si cuando uno descubre su propia pista y lo cuenta, suena de lo más ridículo.

Se me ocurre que es así porque me he puesto varias pistas (juro). Seguramente prevení que estaría bastante perdida o, viéndolo más lindo, estaba segura que el camino elegido era tan particularmente retador que bien convendría una que otra luz de neón.

Aquí está la prueba de una de tantas. Iba caminando en busca de dónde comer, cuando al cruzar el umbral de la Facultad de Filosofía y Letras algo se registró en mi cerebro sin que hubiera puesto la atención debida, había leído una frase (no sabía dónde, sólo estaba en mi cerebro palpitando gustosa), me paré en seco y retrocedí en busca de semejante frase y ahí estaba, en la contraportada de una revista, el Ché gritándome: "Seamos realistas, intentemos lo imposible".

Está bien, me dije, creo que lo que deseo es tan imposible que bien vale la pena intentarlo, es lo más sensato.

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