SACI
Desperté sin prisas, sin itinerario, sin expectativas. Mi mente, preocupada por mí, lanzó la primer pregunta, ¿dónde está papá? Y evaluó el resultado. De acuerdo a mi mente estoy bien; pero algo en mí, que no comprende mi mente, aún recuerda la noche. No hay negación, no hay enojo, el pacto ha sido reemplazado por un decreto y lo único que hoy deseo es que el mundo se quede quieto y que me deje quedarme en cama escribiendo.
¿Qué ha pasado?
He deseado la partida de mi padre con la fuerza que sólo puede dar el amor más puro e incondicional. He sostenido su mano y su cabeza y en ningún momento aparté la mirada de la suya que se iba alejando... y me he sentido profundamente bendecida de haber estado en el lugar y en el momento exactos.
¿Qué ha pasado?
He visto a médicos más agobiados que yo despertando en mí el deseo de decirles que no se preocuparan, que todo estaba bien.
¿Qué ha pasado?
He sabido que algo andaba mal y lo negué y lo llevé a que me viera correr en medio de la noche y de la lluvia y del frío y después no lo pude negar más y en los minutos más negros de mi vida supe que las cosas cambiarían y pedí a lo intangible que me tomara de la mano porque no podía parar el temblor de mi cuerpo.
¿Qué ha pasado?
Que finalmente he descubierto que no estoy sola y que la muerte puede ser vista como un milagro.
¿Qué ha pasado?
Que me he dado cuenta que jamás olvidaré a mi padre porque mis gestos y mis actos me lo recuerdan; así como mi gusto por la música, la comida y la lectura; y porque veo en el reflejo que proyecta mi espejo su presencia en las formas y más allá de ellas.
¿Qué ha pasado?
Que en esa dimensión que llamo Cielo, el alma de mi padre brilla junto con la Unidad. Que uno de mis maestros aquí en la Tierra ahora es un ángel que se llama Sergio Arturo.
¿Qué ha pasado?
He deseado la partida de mi padre con la fuerza que sólo puede dar el amor más puro e incondicional. He sostenido su mano y su cabeza y en ningún momento aparté la mirada de la suya que se iba alejando... y me he sentido profundamente bendecida de haber estado en el lugar y en el momento exactos.
¿Qué ha pasado?
He visto a médicos más agobiados que yo despertando en mí el deseo de decirles que no se preocuparan, que todo estaba bien.
¿Qué ha pasado?
He sabido que algo andaba mal y lo negué y lo llevé a que me viera correr en medio de la noche y de la lluvia y del frío y después no lo pude negar más y en los minutos más negros de mi vida supe que las cosas cambiarían y pedí a lo intangible que me tomara de la mano porque no podía parar el temblor de mi cuerpo.
¿Qué ha pasado?
Que finalmente he descubierto que no estoy sola y que la muerte puede ser vista como un milagro.
¿Qué ha pasado?
Que me he dado cuenta que jamás olvidaré a mi padre porque mis gestos y mis actos me lo recuerdan; así como mi gusto por la música, la comida y la lectura; y porque veo en el reflejo que proyecta mi espejo su presencia en las formas y más allá de ellas.
¿Qué ha pasado?
Que en esa dimensión que llamo Cielo, el alma de mi padre brilla junto con la Unidad. Que uno de mis maestros aquí en la Tierra ahora es un ángel que se llama Sergio Arturo.
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Olivia