Journaling desde 2019
El primer diario que escribí fue a razón del regalo que me hizo mi mamá para la Navidad en la que tenía catorce años. Era de esos diarios que se cerraban con candado y de pasta muy gorda y dura, con hojas blancas y relativamente pequeño, menos que un A5 pero más que un TN Passport. El diario se llenó con las cosas que me pasaron en 1985, un año que resultó trágico para mi ciudad y también para mi familia.
Dados lo eventos que se suscitaron, las páginas de mi diario se cargaron de dudas, incertidumbres, culpas, miedos. Además estaba yo pasando de la adolescencia a la juventud; dejaba mi época de Escuela Secundaria para entrar a los tres años preparatorios que desembocaron en la Universidad. Big deal.
Cuando cumplí diez y ocho años, arranqué cada una de las hojas y las martín en pedacitos, tan pequeños como pude. No quería que quedara constancia de lo que había vivido. Además, ya no quise escribir más, empecé a tener miedo del futuro, de mi vida en realidad. Desaparecer 1985 y renunciar a escribir sobre mí fue mi respuesta a lo caótica que se puede volver la vida de un momento a otro, como si dejar de escribir para el encadenamiento de los acontecimientos. Pero estos nunca paran.
Para 2019 yo necesitaba de un lugar seguro donde sumergirme para dejar de pensar. Me sentía sola. Dos canales de Youtube me acompañaron. El primero fue el de @SrtaRocknRoll que se enfocaba en el lettering y en artículos para escribir: estuches, plumas, plumones,… el paraíso. En uno de los videos, @SrtaRocknRoll hacia una cambio de estuche. Me enamoré de ese Happy Jackson e hice lo necesario para hacerme de uno. Ese estuche me acompañó hasta el año pasado, las esquinas están todas desgastadas, le puse dentro los gises y pinzas que usaba en mi taller de dibujo. Mis plumas se mudaron a un estuche antiguo de piel color rojo (si algún día encuentro algún estuche que me haga tan feliz como lo hizo el Happy Jackson, lo compraré, mientras con el que tengo estoy bien, no hay nada que me estrese tanto como comprar algo que no me llena).
También había otro canal de una chica española, cuyo nombre no recuerdo, que se preparaba para su examen de oposición. Con ella escuché del Bullet Journal por primera vez. En ese tiempo estaba escribiendo mi tesis de maestría y asignar tareas por adelantado me estresaba muchísimo porque casi nunca las podía cumplir. Tuve una crisis de control. Así que con el nuevo método, comencé a registrar a posteriori. Santa paz. En enero dos de 2019 registré: "El BuJo es sensacional, me anima ir llenando mi vida de sentido".
De modo que desde 2019 y hasta este año, sin intención de parar, llevo mi Journal que es un poco de todo: agenda, diario, cuaderno de notas que me parecen relevantes, dibujos, mandalas, patrones y ahora hasta un journal de Lenormand. Recién había escrito que para qué era que escribir tanto si nadie lo iba a leer y además soy muy repetitiva. Pues lo hago para mí y sin ningún objetivo dentro del marco de la productividad.
Conforme fue pasando el tiempo, las personas detrás de los canales de YT cambiaron y con ello su contenido y/o su formato. Eliminé todas mis suscripciones a canales de journals y ahora estoy arrepentidísima porque la verdad es que me hacían compañía. Había uno de una enfermera que le daba por pegar cosas random en su cuaderno mientras platicaba de lo que le pasaba; en otro canal una chava hizo de su afición un negocio y es súper citada por aficionados del journaling (se llama @amandarachlee). También me encontré a una muy joven japonesa amante de los stickers y con gran poder adquisitivo (todo ese material que usaba sale en una pasta).
Para mi journal del 2026 estoy empezando a hacerle una funda tejida. Es super necesaria la funda, uso tanto mis cuadernos que acaban bien gordos y con el lomo dañado.
No voy a negar que de pronto me da miedo pensar en lo que va a traer el 2026. He vivido muchos retos y ya quisiera empezar la cuesta abajo. Estoy algo cansada.
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