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21 principios (paciencia)

Paciencia. Capacidad de sufrir y tolerar desgracias y adversidades o cosas molestas u ofensivas, con fortaleza, sin quejarse ni rebelarse. Calma o tranquilidad para esperar.

Parece ser que la paciencia es cosa de santos, cosa de resignados o, peor, cosa de sufridos. Paciencia parece ser la imagen de la mujer ejemplar de los tiempos de mi abuelita en los que se decía que había que aceptar cada quien su cruz. Viéndolo así, no parece que haya nada de bueno en este principio, pero si nos ponemos a pensar en la tendencia actual a quererlo todo para ayer, a quererlo todo ya y rápido, entonces la paciencia adquiere un sentido de contragolpe a una tendencia desquiciante.

Pero la paciencia también tiene un carácter de sabiduría cuando el ánimo que la alimenta no es la resignación sino la serenidad desde la que se contempla lo que sucede con el afán de aprender y de ver cómo las cosas que se escapan a nuestro control van moviéndose y desembocando en nuevos escenarios, como un mar agitado que va entrando en calma y en un ritmo armonioso. Ay un dicho: "las cosas caen por su propio peso".

La paciencia, me parece, se logra cuando te das cuenta que el orden de las cosas se restablece una y otra vez y que siempre es cuestión de adaptarse, que no conformarse, a las nuevas circunstancias. Las decisiones que no hubieras tomado antes quizá ahora sean la mejor opción, lo que no puedes hacer ahora quizá, paso a paso, lo podrás hacer mañana.

Paciencia implica no forzar a que las cosas sean de un modo cuando aún no están listas para que así lo sean. Es como esperar a que un fruto madure para poder comerlo a sabiendas de que quizá nunca llegue a madurar o que no no estés ahí para verlo. Cuando ves las cosas así y te toca estar en el momento de recoger un fruto, sabes lo afortunado que eres y das gracias.

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