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Realidad, visualización, recuerdo, imaginación (el arte de ver)

Estoy recostándome en el camastro, eso no lo recuerdo muy bien. Lo que sí recuerdo fue el impacto visual de “realidad” desarrollándose con los ojos cerrados. Apenas había bajado los párpados y la imagen apareció más nítida, más real que la vida misma. Estaba ahí con lujo de detalle la esponjocidad aumentada y en alta definición de un hotcake. Como si lo estuviera viendo de frente y yo fuera más pequeña que el grosor del hotcake.

Era un hotcake cortado, o a penas acabado de cortar porque se recuperaba de la presión del corte, se volvía a hinchar y su masa era como un abrir de poros lento y elástico.

La visualización duró un momento porque abrí los ojos de inmediato sorprendida por lo que acababa de presenciar. Y entonces me quedó muy claro la diferencia abismosa entre visualizar e imaginar. La visualización tiene la claridad de lo real sólo que elevada, así que parece más real.

Sólo lo real adquiere esa característica, la de la visualización, cuando estás completamente entregado a la experiencia porque sólo entonces los colores brillan y la profundidad se acentúa y parece como un vivir en un no-tiempo donde se se evapora el juicio, como si el foco de la consciencia se ampliara en extensión y profundidad y no te lo narraras a ti mismo.

La imaginación, en cambio, es más plana y requiere esfuerzo, secuencia, continuidad, narración. Pero por plana que sea la imaginación, toma nuestra existencia y la “decora” y reaccionamos a merced del ritmo que nos toca. La imaginación tiene fuerza porque es creada por la mente que vive en el tiempo y de alguna manera se cuela como experiencia real dentro de la historia de nuestra personalidad y modifica nuestras creencias inconscientes a la vez que se alimenta de ellas.

Ahora bien, la visualización no sigue un tema, no es una continuación ni una extensión de lo que está sucediendo, es como una inserción y en términos de La Matrix es como un error del sistema. Siguiendo con el ejemplo, la imaginación es una autoprogramación de la ficción que crea La Matrix, a la realidad se le sobre-escribe la autoprogramación pero cuando miras con atención y completamente rendido a lo que está aconteciendo la autoprogramación se desactiva.

Hay otra dimensión, el recuerdo. Éste vive sin secuenciación, sin tiempo, corriendo en el background de nuestras experiencias. De pronto brota a través de los estados de ánimo para llamar la atención pero sin darnos un contenido claro. El recuerdo con contenido requiere de la imaginación, de la mente que lo reproduce en forma de narración. Si algunas imágenes están difusas, la imaginación las reconstruye utilizando las creencias que constituyen nuestra personalidad actual y la reafirma.

Imaginación y recuerdo trabajan juntos y se afectan mutuamente.

La realidad se ve atenuada en su realidad actual por la imaginación y el recuerdo y podemos darnos cuenta porque sucede en el tiempo, es decir, de manera secuencial, lo cual nos da una sensación de control. La única manera que tenemos para sentir que controlamos algo es con la imaginación activada pues somos así los que escribimos el guión de nuestras vivencias. Tener el control de la vivencia no es tener el control de la realidad, lo curioso es que ese control dirige nuestras acciones y las acciones impactan en la realidad de alguna forma. El primer aspecto de la realidad que se impacta es el cuerpo porque éste y los estados anímicos se afectan mutuamente, así como la imaginación y el recuerdo lo hacen entre ellos.

Todo está ensamblado y produce una melodía, muchas veces repetitiva y monótona por cuanto nos aferremos a una idea de nosotros, a unas creencias. Algunas veces la melodía es más bien un chillido del infierno y se precisa desarticular un recuerdo demasiado afectado por la imaginación porque lo hemos repetido demasiadas veces y es hora de dejarlo ir. ¿Cómo se cambia de melodía sin hacerlo de manera artificiosa (mediante la imaginación)? Dejando que la realidad aparezca sin control, sin narrador, sin yo. Interrumpiendo la narración, el tiempo, la secuencia. A veces gracias a las visualizaciones que introducen silencios.

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