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¿Hay tal cosa como una existencia desperdiciada?

Lejos de los juicios de valor, de la moral social, de las ideas de una cultura con los ojos en la producción y el hacer, ¿es posible desperdiciar la existencia?

Estar en una hamaca, contemplar el cielo, mirar los ojos de un perro, perderse en los pensamientos propios, soñar, desear, acordarse, añorar, fantasear, quedarse sentado a escuchar las llantas de los autos que pasan por la calle y caen en los charcos que dejó la lluvia, oír música y no bailar, leer y no escribir, imaginar y no ejecutar, ser y no hacer, ¿es desperdiciar la existencia?

No hablar. No saber. Y sin embargo estar.

¿En dónde está el sentido? ¿En estar en tu existencia o en probar a los otros que existes?

Aquí no caben los que no hacen. Tienes que hacer algo para ser alguien. ¿Cuándo fue la última vez que te miraron a los ojos y te vieron? Miran tu ropa, escuchan los discursos aprendidos y las frases hechas, huelen tu perfume, te tocan y no te sienten. ¿En dónde estás?

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