Ir al contenido principal

Atrapada en el mundo de las formas

Decirme "atrapada" ya implica una conciencia, al menos, de la situación y de la posibilidad de no estarlo.

Creo en el ser interior o, por decirlo de otra forma, en mi esencia que me acerca al otro. Las formas, sin embargo, me distancian, inclusive de mí misma, porque a ellas es fácil asignarles un pulgar hacia arriba o un pulgar hacia abajo.

Deseable, indeseable; bueno, malo; exitoso, fracasado; hermoso, horrible; despierto, dormido; iluminado, oscurecido; aquí, allá; yo, él.

Me veo y no me veo. Las formas aparecen y mi ser se oculta, o lo oculto o me olvido de él. Me veo con los ojos que lo clasifican todo porque de ello depende mi veredicto.

Miro al otro y digo "qué persona tan fea" o "qué persona tan tonta" y me duele no poder ver más allá porque lo único que salta a la vista son las formas y no hay tiempo de conocer al ser. Y mi mundo se llena de dummies, de personajes desechables que me estorban, de basura que no logro amar. Estoy atrapada en el mundo de las formas.

A mí los dummies no pueden verme porque yo misma soy para ellos sólo un cuerpo que apareció en su camino, quizá para estorbarles y contribuir con su domingo de mucha-gente-en-la-calle.

A los dummies que veo repetidas veces les asigno un rostro y les cuelgo ciertas etiquetas con las que construyo historias, mi mundo de ilusión. No quiero saber de su ser porque no tengo tiempo para ellos, no puedo hacerme de un espacio en el tiempo que se escurre así como luego estoy: abstraída de las manifestaciones del ser que no soy yo.

La vida es muy corta para distraerse y sin embargo no puedo fijar mi atención por mucho tiempo. Me agoto de estar ahí, como si fuera extenuante existir.

La gente es más que sólo un pambolero, un empleado, un niño chillón, un amigo que no llama, un idiota que se pasa el alto, un frenético que toca el claxon, una señora que sale en tubos, una madre olvidada, un viejo que estorba, un sucio que avienta basura desde su auto, un muchacho que te pide dinero, una mano que recibe un boleto, una mano que te da tu cambio, un guardia que te abre la puerta, un mesero que te entrega un café, una boca que hace ruido cuando come, un locutor que se oye igual en cada partido, un post, un email, un tweet, un hola y un adiós.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Habemus playlist

Ahora sí, we're in business . Después de años con variaciones sobre el mismo playlist que tenía las canciones que considero buenas y que por ello me tenían que gustar y que, por ende, no me entonaban la vida, hoy iniciamos una nueva era playlist-era. Mi playlist tiene canciones buenas (no porque yo digo sino porque la crítica las aclama —jajajaja) pero aunque me encanta revisar la listas de las mejores rolas según varios conocedores (como las listas de la Rolling Stone ) y puedo apreciar las canciones, no todas me hacen sentir bien y algunas ni siquiera me hacen sentir algo. Mi playlist tiene canciones que yo considero buenísimas y que no aparecen en lista alguna pero que me elevan al cielo y "cuidan" mis emociones. Así como se dice eso de que de la moda lo que te acomoda , igual de la música. Y es que a una canción buena se le puede apreciar, a una canción de moda se la puede disfrutar, pero de ahí a meterlas a tu playlist , ese que pones para motivarte, alegrarte, ...

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. ...