Ir al contenido principal

Pick an icon to die for

Regreso con la misma pregunta que desde hace ya más de un año titila en mi mente: ¿En qué quieres creer?

Verás, aquello en lo que crees marca tu vida, eliges con ello la forma en que te aproximas a las experiencias sensoriales y extrasensoriales. Tus creencias celebran o castigan tu cuerpo, tus gustos, tus tendencias. Crees: eliges. Luego con el tiempo asumes que esas elecciones son tú aunque ya no recuerdes por qué las escogiste. Eliges una cruz, dos triángulos cruzándose, una media luna, una hoz, un sol, un águila,... lo que sea, escoges y descartas... y todo aquello que queda afuera se convierte en tu enemigo.

Escoges un icono y crees que representa tu verdad (como si alguien pudiera jactarse de tener "la verdad"); los iconos representan ideas que generalmente no son tuyas, representan ideas de instituciones a las que te sumas y nunca nunca te arropan. Te casas con una idea, basas tu existencia en ella, te encierras en una cárcel del tamaño de esa creencia y mueres con ella o por ella.

Verás, no se si te has dado cuenta que la vida es hoy y que cada día eres alguien nuevo, que lo único cierto es lo que experimentas momento a momento. Experimentas y cambias. Los iconos son estáticos, tú eres dinámico. Tan pronto escoges un icono que te represente, aceptas tu muerte. ¿Lo ves?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

¿Se puede renunciar a un hermano?

Un hermano no es un "eso" aunque a veces lo parezca, sin embargo sí es un otro cuya diferencia disonante te quiebra todo propósito de seguir considerándolo como algo propio. Un hermano tiene implicado en los padres la relación contigo, de modo que sin pedirlo un hermano es siempre "tu" hermano. Un hermano, pues, te es propio, es tuyo, es biológicamente compatible; moralmente, sangre irrenunciable; historiográficamente, compañero; espiritualmente, mismidad. ¿Se puede renunciar a un hermano? Quieras o no, con un hermano compartes algo y no puedes verlo por completo ajeno aunque toda su forma de ser te repela hacia otra galaxia. Mi pregunta tiene una intensión, busca justificaciones, exoneraciones, permisos, simpatías. Un hermano puede serlo de muchas maneras. Para la experiencia pura y terrena del aquí y ahora, un hermano debe ejercer como tal o bien tan sólo es un: "sucedió que mis padres tuvieron un hijo con el cual compartí momentos por un tiempo pero