Planeación estratégica
"Alguien" me mandó decir que los sueños muy grandes provocan distracción por lo atemorizante de su tamaño y que en esos casos lo mejor es descomponerlo en partes manejables.
Bien, bien, me he sentado a trabajar. Traté de descomponer el gran-anhelo en deseos y tareas concretas para realizarlos y en el proceso me di cuenta de cierto sentimiento desagradable. La tarea me despertó mi tendencia a querer hacerlo todo lo mejor posible y ahí me tienen haciendo una planeación, con diagramas de gant y toda la cosa. ¡Qué diablos! Me detuve. Aún con el sentimiento de vamos-no-creo-que-no-puedas-hacerlo preferí dejar el trabajo a un lado.
Cuando hacía planeación de proyectos me molestaba muchísimo descomponer todo en tareas, ponerles fechas y asignar responsables. Me molestaba porque el 90% del esfuerzo que ocupaba en ello servía para un cacahuate. Seamos honestos, nunca se puede tener el control de un proyecto porque está sujeto a innumerables variables y porque querer hacerlo es pasar de la fe al fanatismo; lo mejor es tener una idea de a dónde se quiere llegar y trabajar en aproximaciones sucesivas, que no es lo mismo que en micro-tareas. Así que como lo mío es la planeación estratégica, pensaré mejor en ello.
Lo más fácil es meditar en el "qué", con palabras muy claras se escriben los conceptos que construyen el anhelo. Luego viene el "quién" e implica identificar las entidades relevantes. Sigo con el "por qué" y es bien importante porque sinceramente uno identifica los motivos para desear tal sueño; cualquier cosa que contradiga los motivos produce un desvío monumental y sabiendo esto se aclara lo que no se debe hacer y eso contesta de alguna manera el "cómo". Ahora el "dónde" que dice las plazas en donde se encuentran las entidades y ello lleva a los medios de comunicación. Finalmente el "cuándo" y en términos de grandes-anhelos, lo mejor es dejarlo abierto para reducir el estrés.
Básicamente la idea es esa. Ahora que lo pienso, llegar al "por qué" es como iluminarse, es verse por dentro y descubrir lo que hace que lata nuestro corazón.
Bien, bien, me he sentado a trabajar. Traté de descomponer el gran-anhelo en deseos y tareas concretas para realizarlos y en el proceso me di cuenta de cierto sentimiento desagradable. La tarea me despertó mi tendencia a querer hacerlo todo lo mejor posible y ahí me tienen haciendo una planeación, con diagramas de gant y toda la cosa. ¡Qué diablos! Me detuve. Aún con el sentimiento de vamos-no-creo-que-no-puedas-hacerlo preferí dejar el trabajo a un lado.
Cuando hacía planeación de proyectos me molestaba muchísimo descomponer todo en tareas, ponerles fechas y asignar responsables. Me molestaba porque el 90% del esfuerzo que ocupaba en ello servía para un cacahuate. Seamos honestos, nunca se puede tener el control de un proyecto porque está sujeto a innumerables variables y porque querer hacerlo es pasar de la fe al fanatismo; lo mejor es tener una idea de a dónde se quiere llegar y trabajar en aproximaciones sucesivas, que no es lo mismo que en micro-tareas. Así que como lo mío es la planeación estratégica, pensaré mejor en ello.
Lo más fácil es meditar en el "qué", con palabras muy claras se escriben los conceptos que construyen el anhelo. Luego viene el "quién" e implica identificar las entidades relevantes. Sigo con el "por qué" y es bien importante porque sinceramente uno identifica los motivos para desear tal sueño; cualquier cosa que contradiga los motivos produce un desvío monumental y sabiendo esto se aclara lo que no se debe hacer y eso contesta de alguna manera el "cómo". Ahora el "dónde" que dice las plazas en donde se encuentran las entidades y ello lleva a los medios de comunicación. Finalmente el "cuándo" y en términos de grandes-anhelos, lo mejor es dejarlo abierto para reducir el estrés.
Básicamente la idea es esa. Ahora que lo pienso, llegar al "por qué" es como iluminarse, es verse por dentro y descubrir lo que hace que lata nuestro corazón.
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