¿Cómo llega el perdón?
En mi experiencia, el perdón es una de las cosas más difíciles de experimentar y también una de las más maravillosas pues a partir de que lo experimentas, tu perspectiva del mundo cambia, empiezas a vivir de otra forma.
No estoy hablando aquí de lograr que alguien te perdone, eso en realidad no tiene mayor impacto. Cuando has hecho algo por lo que creas que necesitas ser perdonado, quien otorga el perdón transformador eres tú mismo.
Si el caso es que consideras que alguien te hizo algo que no puedes perdonar, aquí es cuando las cosas se ponen interesantes. Uno puede pensar que no se merecen tu perdón porque lo que hicieron fue malísimo. Puede que tengas las mejores razones y argumentos contundentes y que creas que no otorgarles el perdón te da fuerza, pero en realidad lo que haces es mantener la herida abierta y apuñalarte cada vez que recuerdas lo que pasó por lo cual necesitas parar y perdonarte por lo que te has estado haciendo, pero eso no lo puedes lograr hasta que perdonas lo que sucedió. Así que estamos ante un trabajo personal que se realiza en el interior de uno mismo y cuya motivación surge de uno mismo.
Te podrán decir que vivir en el rencor, en el odio, en el dolor, en la repetición una y otra vez de aquello que te lastimó no hará sino enfermarte. Y quizá hasta te enfermes y aún así no veas que eres tú quien se está haciendo daño. Así que el primer paso es darte cuenta que hace un tiempo que no experimentas la alegría, o que al mirarte en el espejo tienes el ceño fruncido, o que tu cuerpo te grita con uno u otro dolor que ya pares. Pregúntate si te sientes ligero o alegre, entonces pregúntate si quieres sentirte bien contigo mismo y con lo que te rodea, ¿quieres? Perdona, perdónate. Acepta lo que ha pasado porque pasó y no lo puedes cambiar; pero puedes, al aceptarlo, dejar de seguir viviéndolo; puedes dejar de revivir en cada experiencia nueva lo que sucedió.
El perdón no es una decisión de la mente, no es una decisión lógica (aunque tiene mucho de lógico). El perdón está motivado desde el corazón y desde ahí es que la forma de pensar cambia. El perdón empieza con amor incondicional a ti mismo (que nada tiene que ver con el amor propio del ego). El perdón llega cuando estás dispuesto y llega como un regalo, no como un logro.
Tú no otorgas el perdón, vives el perdón como rendición hacia el amor.
Si hay algo que decides y que alimenta tu voluntad es cuando dices: "ya no más". El "ya no más" significa que vas a parar de luchar, que vas a parar de apuñalarte y eso requiere fe en el amor.
No estoy hablando aquí de lograr que alguien te perdone, eso en realidad no tiene mayor impacto. Cuando has hecho algo por lo que creas que necesitas ser perdonado, quien otorga el perdón transformador eres tú mismo.
Si el caso es que consideras que alguien te hizo algo que no puedes perdonar, aquí es cuando las cosas se ponen interesantes. Uno puede pensar que no se merecen tu perdón porque lo que hicieron fue malísimo. Puede que tengas las mejores razones y argumentos contundentes y que creas que no otorgarles el perdón te da fuerza, pero en realidad lo que haces es mantener la herida abierta y apuñalarte cada vez que recuerdas lo que pasó por lo cual necesitas parar y perdonarte por lo que te has estado haciendo, pero eso no lo puedes lograr hasta que perdonas lo que sucedió. Así que estamos ante un trabajo personal que se realiza en el interior de uno mismo y cuya motivación surge de uno mismo.
Te podrán decir que vivir en el rencor, en el odio, en el dolor, en la repetición una y otra vez de aquello que te lastimó no hará sino enfermarte. Y quizá hasta te enfermes y aún así no veas que eres tú quien se está haciendo daño. Así que el primer paso es darte cuenta que hace un tiempo que no experimentas la alegría, o que al mirarte en el espejo tienes el ceño fruncido, o que tu cuerpo te grita con uno u otro dolor que ya pares. Pregúntate si te sientes ligero o alegre, entonces pregúntate si quieres sentirte bien contigo mismo y con lo que te rodea, ¿quieres? Perdona, perdónate. Acepta lo que ha pasado porque pasó y no lo puedes cambiar; pero puedes, al aceptarlo, dejar de seguir viviéndolo; puedes dejar de revivir en cada experiencia nueva lo que sucedió.
El perdón no es una decisión de la mente, no es una decisión lógica (aunque tiene mucho de lógico). El perdón está motivado desde el corazón y desde ahí es que la forma de pensar cambia. El perdón empieza con amor incondicional a ti mismo (que nada tiene que ver con el amor propio del ego). El perdón llega cuando estás dispuesto y llega como un regalo, no como un logro.
Tú no otorgas el perdón, vives el perdón como rendición hacia el amor.
Si hay algo que decides y que alimenta tu voluntad es cuando dices: "ya no más". El "ya no más" significa que vas a parar de luchar, que vas a parar de apuñalarte y eso requiere fe en el amor.
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