Si uno vive lo suficiente y mira para atrás, es obvio que no hacemos más que andar en círculos. (Isabel Allende)
Sucedió así:
La semana pasada, por azares del destino, me encontré con un artículo (ya no sé dónde) sobre Tarot, era un artículo que reflexionaba sobre el Tres de Espadas y una interpretación alternativa basada en otras tradiciones (que no me acuerdo ahorita). Me pareció muy interesante así que busqué la fuente original y encontré que era un blog alojado en Wordpress. Me quise suscribir, entonces apareció la sugerencia de bajar la app, y fue así como me aparecieron dos blogs que había abierto ahí en 2017. Ufff.
Estoy frente a mí misma, la de hace 7 años, que debiera ser otra yo, pero no. Me leo, en un blog sólo dos entradas y luego nada. El golpe fue brutal: 7 años y sigo en lo mismo, con los mismos conflictos y las mismas reflexiones. ¡Siete años! ¿Qué estoy haciendo de mi vida? Ni les digo que me dió un bajón durísimo. Borré el blog, ¡qué diablos!
Entonces el martes que venía conduciendo puse el audiolibro que había venido escuchando en los viajes entre mi casa y la de mi mamá (que son larguísimos). Por más buena intensión que le puse, no me gustó y lo cambié por otro. El nuevo audiolibro empezó justo con la cita de Isabel Allende con la que abro este post. Vaya, así que andamos (no soy sólo yo) en círculos. Seguimos las mismas pautas, hacemos pequeñas variaciones sobre el mismo tema. Hay descansos y de nuevo la burra al trigo. Leitmotiv.
Y, por cierto, que hable del leitmotiv no tiene nada de nuevo entre lo que escribo… es sólo que no lo había comprendido del todo. Antes sólo tenía la idea de que uno tiene ciertos intereses que se traducen en tendencias. De lo que no me había percatado era que también uno tiene ciertas reiteraciones para rectificar lo que molesta. Es un tanto como la micropiedra en el zapato que se va, luego de unas cuentas sacudidas de pie, a un lugar en el que no la sientes y cuando crees que ya la cosa no va a joderte, zaz, la micropiedra vuelve a hacer su aparición; puede ser que te quites el zapato y lo voltees y hasta mires dentro sin encontrar nada, pero, ahhh, la micropiedra se agarra la muy maldita al zapato.
Así que, cielos, sí, ando en círculos.
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