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Filosofía de vida propia


Los eventos recientes han agudizado las preguntas existenciales, esas por el sentido de la vida, por la naturaleza humana, por el destino inevitable de lo vivo. Miro al mundo, se acentúa mi agobio (¿a dónde vamos a parar?). Sin duda tengo un sesgo pesimista.

Además de las preguntas sociales y filosóficas, se me han abierto otras quizá más importantes en lo personal. Son las preguntas por cómo quiero vivir mi vida, por cómo quiero andar el camino hacia la muerte, es decir, cuál es mi filosofía de vida. No se trata de lo que dicen los demás, lo que señalan las tendencias de cualquier tipo, de lo que se lee en los libros (igualmente de cualquier tipo); se trata de cómo veo la vida yo, cuáles son verdaderamente mis gustos, qué me hace feliz, en qué creo, qué es para mí el cuidado de mí misma, desde qué base tomo las decisiones en torno a mi vida (mis expectativas, mis deseos, mi dirección, mi salud,…). Hay mucho por pensar. Lo más complicado es asumir mi punto de vista y respetarlo porque siempre he ido por la vía del deber ser.

El deber ser, ¿dice quién? Cómo comer, que tipo de dieta llevar, cuánto ejercicio hacer y de qué tipo, la higiene mental, permitirse o no permitirse placeres (cuáles, cada cuanto), tener o no religión, creer o no en lo espiritual, qué tipo de espiritualidad es adecuada, cómo cultivar un ocio saludable (¿qué es saludable?), el cuidado estético (la apariencia), el cuidado intelectual (los libros que se leen, los cursos que se toman, el contenido mediático), el cultivo de la amistad (la práctica de la tolerancia, los límites, la compasión, la escucha), qué médico es adecuado, qué tantos chequeos hacerse, la decisión sobre tomar o no tomar medicina, qué tipo de medicina, cómo vivir la enfermedad, la inclusión de la alopatía con la llamada medicina alternativa, qué peso corporal es el adecuado para mí, hasta dónde tratarse médicamente, cómo se quiere morir, hasta dónde se quiere perpetuar la vida y a costa de qué. Los rubros son muchos. Esto es más o menos lo que llamo filosofía de vida personal y que está perfilada por los valores, la historia de vida, la información asumida.

Nada ofrece garantías. Nada.

Amar a alguien no garantiza que te ame.

Procurar la amistad de alguien no garantiza la correspondencia.

Los chequeos médicos no garantizan la salud.

La entrega total en un empleo no te asegura la permanencia (y muchas veces ni siquiera los aumentos).

Los hijos no te aseguran una vejez en compañía.

Creer en Dios no te garantiza a Dios.

¿Qué queda?

Desde mi perspectiva, queda vivir la vida como uno quiere sin importar qué. Asumir el riesgo, asumir la responsabilidad de la propia vida.

¿Es responsable vivirse con miedo? ¿Es responsable vivirse completamente arrojado? Nadie puede responder estas preguntas por ti. ¿Qué tanto guardarse, qué tanto exponerse?

¿El camino medio es ir mitad y mitad?

¿Es la vida un camino sinuoso y serpenteante que se descubre paso a paso?

¿Cómo quiero morir? (aka, ¿cómo quiero vivir?)

Estoy escribiendo esto con una sensación de ansiedad. Ojalá tuviera respuestas para mí.

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